Por chiqueros salió el tercero de Victoriano del Río, y Rufo lo vio pronto. Ante las embestidas del animal, el de Pepino dejó una faena memorable, se sumó a la histórica tarde del adiós del Juli y la alternativa de Solalito. Rufo cuajó al toro por ambos pitones, bajando la mano y corriendo las muñecas con gusto y poder. Dos orejas se llevó el diestro, al que incluso le pidieron el rabo. Se marchó a hombros por la puerta de cuadrillas pero con sabor a triunfo grande.