XXXVI JORNADAS DE ALGECIRAS

Ruiz Miguel, al miedo: “Ya vendré a recogerte, quédate aquí en el hotel”

Redacción APLAUSOS
viernes 02 de junio de 2023
El maestro gaditano compartió tertulia con su compañero José Luis Galloso; ambos clausuraron los actos previos a la Feria Real que comenzará el jueves 22 de junio

El claustro del Museo Municipal de Algeciras acogió este jueves la última sesión de las XXXVI Jornadas de la Tauromaquia Ciudad de Algeciras. El acto contó con la presencia de las tenientes de Alcalde -en funciones- Delegadas de Feria y Fiestas, Juana Cid; y de Turismo, Susana Pérez. Un acto que tuvo como protagonistas a los maestros Francisco Ruiz Miguel y José Luis Galloso, quienes hablaron sobre “50 años de maestría”.

Ruiz Miguel repasó sus comienzos, como el día que se tiró de espontáneo en un novillo de Paquirri en un festival en Cádiz, “motivo por el que en cuatro festejos posteriores me anunciaron con el nombre de Paquito Ruiz “El Espontáneo”. Ahondó en su relación con el gran torero de la Isla de San Fernando, Rafael Ortega: “Me enseñó a realizar la suerte suprema y me recomendó que no le mirara el hierro a los toros de Miura”. La tarde de su triunfo sevillano, en la que sustituyó a José Martínez “Limeño”, asegura que “me cambió la vida”.

Así se forjó la carrera de un torero que acabó con cien corridas de Miura, ochenta y nueve de Victorino Martín, treinta y nueve de Pablo Romero y cincuenta de Murteira Grave: “Esos números son de pasar miedo… mucho miedo de estar en la cama algunas noches y sobresaltarme porque lo tenía en lo alto al toro que me perseguía”. Aun así, reconoció Ruiz Miguel, al miedo le decía en el hotel: “Ya vendré a recogerte, quédate aquí. No te vengas conmigo a la plaza”.

José Luis Galloso tomó la alternativa en El Puerto de Santa María, el 18 de julio de 1971, con Antonio Bienvenida y Palomo Linares ante toros de la ganadería de Carlos Núñez. “La alternativa estuvo cargada de emociones y una de ellas, tal vez la más grande, fue brindarle el toro a mi padre. Aquella tarde con Bienvenida y Palomo Linares fue histórica en El Puerto, con cuatro orejas y dos rabos”.

La irrupción de Galloso en el toreo fue importantísima: “Era un chaval que conectó mucho con la afición y le di vida a la ciudad, arrastrando a un pueblo entero tras de mí”. Galloso empezó de chiquillo jugando al toro y toreando de salón en las calles y desde sus inicios se mostró competitivo, porque “no me dejaba ganar la pelea por nadie”.

La llegada al escalafón de matadores de toros fue en un momento de plenitud, de grandiosos toreros: “En aquella época había veinte figuras del toreo. Competir era muy difícil, teníamos que ganarnos para que nos hicieran caso”. El Puerto de Santa María ha sido su casa y su plaza, donde más ha toreado, un total de ciento doce tardes, en las que cortó ciento ochenta orejas y diecisiete rabos, saliendo a hombros en cincuenta y cinco ocasiones.

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