Quien diga que Simón Casas es sólo un iluminado o un soñador se equivoca de pitón a rabo. Simón de tonto no tiene un pelo; y sigue sobre la cuerda de su creatividad, supuesta bohemia y un carisma entre genial y visionario que muchas veces nos lleva hasta la consecución de objetivos nada fáciles para otros colegas suyos. Me explico.
