Después de meses de buenas palabras y ausencia de hechos, de apelar constantemente a la buena intención y enorme paciencia del sector taurino y de discriminarlo en las leyes, José Manuel Rodríguez Uribes, ministro de Cultura y por ende máximo responsable de la tauromaquia en España, por fin se ha destapado. Ha sido en una entrevista en el periódico El Mundo en respuesta a una pregunta de Pablo Aguado. El torero le ha puesto la muleta y el ministro ha acabado entrando mostrando que detrás de esa aparente bonhomía, de su discurso de respeto a los toros y a la ley, se esconde un cinismo impropio de un gobernante que debería, según su responsabilidad institucional, luchar por el toreo.
“Yo no debo fomentar ni recomendar ir a los toros”, dice Uribes, pero como el ministro debe saber por su formación en derecho, esa es precisamente -el fomento de la tauromaquia- su función según se recoge en la ley que proclama la Tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial
“Yo no debo fomentar ni recomendar ir a los toros”, ha terminado diciendo el ministro Rodríguez Uribes en un ejercicio de malabarismo discursivo en el que ha comenzado con su eterna perorata del respeto y de la buena relación con el mundo del toro para acabar discriminándolo gravemente. Como el señor Uribes debe saber por su formación en derecho, esa es precisamente -el fomento de la tauromaquia- su función según se recoge en la ley que proclama la Tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial. Una ley que por cierto no provenía de ningún partido, sino que emanó del pueblo a través de una Iniciativa Legislativa Popular que recogió más de 590.000 firmas. Dato a tener en cuenta para los que cuestionan el apoyo popular de la tauromaquia.
Dice Uribes que debe fomentar el teatro porque es pacífico. ¿Acaso la fiesta de los toros no es pacífica? ¿Quiere decir que los aficionados y gente del toro somos violentos? ¿Acaso no hay obras literarias, teatrales mucho más violentas que una corrida de toros? ¿O videojuegos, que también entran en su cartera ministerial? No es que el toreo no sea pacífico, es que es real y el resto de artes son ficción. Y entonces el debate es otro
Aguado, con tino, ha repreguntado al ministro por qué no puede fomentar a los toros y sí al teatro, y el desatino del ministro ya ha sido mayúsculo: “el teatro es diferente en el sentido de que es una cuestión pacífica. El teatro no despierta polémicas”. El señor Rodríguez Uribes muestra en este caso algo mucho más grave, un profundo desconocimiento de una de las materias que integran su ministerio y sus gentes, como es el mundo del toro. ¿Acaso la fiesta de los toros no es pacífica? ¿Quiere decir que los aficionados y gente del toro somos violentos? ¿Acaso no hay obras literarias, teatrales mucho más violentas que una corrida de toros? ¿O videojuegos, que también entran en su cartera ministerial? Y a todos muestra su apoyo. Todos podríamos hacerle una relación de obras que superan la crudeza del mundo del toro, que existe, pero entonces igual estamos hablando de otra cosa. No es que el toreo no sea pacífico, es que es real y el resto de artes son ficción. Y entonces el debate es si esta sociedad es capaz de afrontar sus propias contradicciones, si se puede comer un buen filete pero no ver cómo muere un animal. Si existe una moral que se erige superior para poder imponerse al resto, lo que sería de extrema gravedad.
Dice Uribes que “el teatro no despierta polémicas”, si ese es un motivo válido para el ministro no hay más que decir. Ello demuestra su falta total de valor, algo incompatible con su cargo
Además, señala Rodríguez Uribes que “el teatro no despierta polémicas”. Si ese es un motivo válido para el ministro no hay más que decir. Ello demuestra su falta de valor para afrontar los temas controvertidos. Un complejo que debería ser incompatible con un puesto de su responsabilidad. Es más, como ministro Rodríguez Uribes debería saber que las expresiones artísticas están para eso, para generar belleza pero también controversia, para hacer pensar al ser humano sobre su existencia y condición. Algo que cumple sin duda el toreo.
La respuesta del mundo del toro debe ser contundente, no basta con una carta. Hay que activar todos los resortes que estén a su alcance. Si tanto le molesta e inquieta la tauromaquia en su ministerio, el señor Rodríguez Uribes lo tiene fácil, la puerta del ministerio es grande
Ante tal agravio, la respuesta del mundo del toro debe ser contundente, no basta con una carta. No es suficiente. Hay que ir más allá. Hay que activar todos los resortes que estén a su alcance. No es concebible que quien tiene que defenderte reniegue de ti. Si tanto le molesta e inquieta la tauromaquia en su ministerio, el señor Rodríguez Uribes lo tiene fácil, la puerta del ministerio es grande. Como debe saber el ministro, los cargos tienen sus cargas y no todas son agradables, y en un estado de derecho la ley está por encima de todo. No se trata de que usted crea que debe o no fomentar los toros, es que la ley le obliga y si no está dispuesto a hacerlo, lo más sensato es que se vaya.
