“Siempre nos quedará París”, le decía Humphrey Bogart a Ingrid Bergman en Casablanca. Los aficionados, aburridos de tanto toro de pitiminí por esos pueblos y ciudades de Dios, corridas que son al toreo lo que la comida basura a la alimentación, solíamos consolarnos diciéndonos a nosotros mismos: “Siempre nos quedarán Sevilla, Madrid y Bilbao”. Pero nuestro gozo en un pozo. A la luz de los resultados de la Feria de Abril, San Isidro y la Aste Nagusia de este año, ya no nos queda ni eso.
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