LA PÁGINA DE MOLÉS
Paseíllo durante la pasada Feria del Arroz.Paseíllo durante la pasada Feria del Arroz.

Solo una de primera

Manolo Molés
lunes 21 de septiembre de 2020

Tan cerca y tan lejos. Y se supone que compartiendo ambos la afición a los toros. Tan cerca tenemos las grandes plazas (cerradas) de Madrid, Sevilla, Valencia, Bilbao, Zaragoza, Pamplona, Málaga, San Sebastián (Barcelona confinada) y Córdoba. Pues aunque parezca mentira (ojalá que todavía haya algo en otoño en Las Ventas) todas esas plazas grandes dormirán cerradas la pesadilla de la pandemia y de la desidia profesional. Está claro que había dos fantasmas vivos. Uno el de la salud y otro el de los políticos, y también les dio pereza a muchos de los grandes dar espectáculos con la mitad del aforo, o incluso menos. Claro que no era un buen negocio. Pero es peor el de las puertas selladas. Y hasta te puedes imaginar un cartel, no escrito, pero que te dice: “Adiós muy buenas; hasta el año que viene”. Claro, si escampa. En años difíciles es donde hay que hacer alguna gesta. Y cerrar la tienda a cal y canto, inservibles las plazas, es muy duro. Y llegó el ejemplo francés.

Y encima lo curioso. Una de las plazas de primera que ha ido a menos en los últimos años (solo El Cordobés, de ahí su apelativo torero, y Finito de Córdoba le dieron brillo y llenos en las últimas calendas) es la única que va a dar feria. Chica pero feria, y gracias a José María Garzón, un luchador al que pusieron a bajar de un burro los colegas de la élite empresarial. Pues ahí está. El 12 de octubre una corrida de Jandilla para, sobre el papel, jamón del bueno, o sea, mano a mano, Morante de la Puebla, el veterano artista, y el joven de buenas maneras llamado Juan Ortega. La única plaza de primera abierta. Eso es muy mala señal.

A muchos de los grandes les ha dado pereza dar espectáculos con la mitad del aforo, o incluso menos. Claro que no era un buen negocio. Pero es peor el de las puertas selladas. En años difíciles es donde hay que hacer alguna gesta

¿Dónde está el problema grave? ¿En la salud, en los permisos, en no ganar dinero? Algo también tendrán que ver los políticos y es otro problema. En Francia las plazas grandes como Dax, Arles y Nimes dieron toros y una feria con la dimensión de los años de vino y rosas. Lo mismo que cuando teníamos sonrisas sin lágrimas. Y lo de los políticos, es verdad, fue aquí un freno fuerte. Basta recordar cómo cayó Alcalá de Henares o Aranjuez, entre otros muchos, cuando al mismo tiempo se llenaban locales para la música o Coliseos Romanos con la gente codo a codo.

Hemos tenido muchas cosas a la contra. Pero aunque no fuera muy rentable, algunas plazas de primera debieron abrir un día por lo menos. O cuatro. El problema es que no ganarían dinero, que no podrían pagar lo que piden los de arriba, que los gastos iban a dejar pocos dividendos. Yo no digo que den la feria entera como antes. Pero que tampoco te den con las puertas en las narices.

Y sí se puede. Mira ahora lo bello que fue lo de Nimes. Y la dieron. Querer es poder. Y ajustas los precios y ajustas a los toreros, y ajustas y das las gracias a los ganaderos. Lo malo es cuando a tantos empresarios y políticos se les va la luz y nos quedamos en las tinieblas de la oscuridad, la apatía y aceptar la tragedia de un año sin toros. Y sin mover un dedo. Y en Dax, en Arles y en Nimes reapareció el ejemplo francés. Y aquí las plazas de primera, cerradas.

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