Ayer me lo pasé pipa jugando al futbolín con los amigos. De portero me colaban todas pero cuando me puse de delantero me dio la sensación de que podía estar naciendo una estrella… ¡jaja!
La partida la echamos en Albacete después de la siesta y vinieron a jugar mi íntimo amigo Javi, que lo conozco desde el colegio, y dos amigos suyos. Tengo que confesaros que hicimos una pequeña golfería. O trastada. Llamadla como queráis. Os cuento: en el local había dos futbolines, nosotros metíamos el euro que cuestan las siete bolas de un partido normal y, en vez de jugar en esa mesa donde las estábamos sacando, nos las llevábamos a la de al lado. Cuando metíamos las siete, poníamos otro euro pero, en vez de siete bolas, nos salían catorce, por lo que teníamos para dos partidos en vez de uno. La operación la hemos hecho unas cuantas veces así que espero que no se entere el dueño del local… Eso sí, el Aquarius que me tomé lo pagué en corto y por derecho… ¡jaja!
Luego fui al gimnasio. No quiero estar hinchado, eso no queda bien en un torero, pero sí es bueno estar fibrado y fuerte, por eso trabajo con poco peso pero haciendo muchas repeticiones. Trabajo sobre todo las muñecas, antebrazos, tríceps y bíceps. Es bueno para que luego no pesen los trastos. Os diré más, al acabar la temporada estuve sin hacer nada quince o veinte días y cuando volví a la carga me costó un mundo hacer los ejercicios. Parece que no, pero el gimnasio ayuda mucho en nuestra preparación.
Aparte del gimnasio, me gusta correr al aire libre. Ahora suelo correr seis u ocho kilómetros cada par de días. Voy por un camino que hay en Albacete y que llega hasta la Virgen de Cortes. Y en verano, los días que no toreo, salgo a correr todos los días treinta minutos de carrera continua y que son también como seis o siete kilómetros. Cuando lleguen pronto las nevadas tendré que conformarme con la cinta del gimnasio… pero no penséis que si llueve no salgo a correr fuera. Me encanta correr lloviendo, parece que todo cuesta menos…
Os escribo saliendo de la plaza de toros de Albacete, donde arranco cada mañana la jornada sobre las 9. Como siempre, me acompañan mis banderilleros Rafael García y Alberto Molina y mi apoderado Gonzalo González. He andado, toreado de salón y entrado a matar al carro. Y claro, también hemos estado hablando de toros un buen rato, por supuesto. Ahora me voy a comer a casa. Próximamente os hablaré de lo que 'jalamos' los toreros. Estad atentos…
P.D: Hay que ver lo atinado que ha estado mi sastre Fermín haciéndome una calzona. Me llegó ayer a casa y me está perfecta. El mérito está en que no me había pasado por la tienda para que me tomara medidas…