Abrió plaza un toro noble de Fermín Bohórquez con el que Lea Vicens se entendió a la perfección. Lo recibió con Guitarra encelándolo con los cuartos traseros con ajuste y temple. Dejó un rejón de castigo tratando de dosificar las buenas condiciones del toro. Gacela demostró su elasticidad clavando dos banderillas de frente. Diluvio le puso fibra a la faena, que cerró con Deseado clavando las cortas. Dejó un certero rejonazo y paseó una oreja.
Lea Vicens cortó dos orejas del cuarto de la tarde, un toro noble y colaborador al que recibió con Cleopatra, una yegua que sacaba por primera vez en público y que estuvo a buen nivel. Después Bético demostró porqué es una de las estrellas de la cuadra de Lea, templó al toro con maestría en la grupa y toreó con ajuste en las banderillas. Diamante en banderillas y Greco mantuvieron la emoción. Mató de un gran rejón con Espontáneo.
Hizo albergar buenas esperanzas el segundo tras el buen recibo capotero de Enrique Ponce. Hubo varias verónicas que fueron carteles, así como el quite por chicuelinas de manos bajas. Todo se desvaneció nada más arrancar la faena de muleta. El toro acortó su recorrido y buscaba en cuanto podía las tablas. Ponce aplicó su ciencia. La muleta retrasada para aprovechar el recorrido y precisión en los toques, siempre llevando al toro embebido en la tela para evitar que buscara sus querencias. Mató de buena estocada y cortó un trofeo.
El quinto no dio ninguna opción a Ponce, que aun así no desistió. El toro desarrolló peligro. El esfuerzo del valenciano fue reconocido por el público sacándole a saludar una ovación.
Emilio de Justo puso al público en pie en el ramillete de verónicas con las que recibió al tercero. Toreó encajado, largo y con gusto. Los aplausos continuaron en las chicuelinas al paso con las que llevó al toro al caballo. El toro, que tenía clase, estaba justo de fuerza y casta. De Justo demostró su madurez y consiguió templarlo por ambos pitones, llegando a torear relajado y desmayado por momentos por el pitón derecho. Más le costó al toro al natural. El final de faena tuvo torería. Mató de una gran estocada, pero el toro tardó en rodar y De Justo falló repetidamente con el descabello.
De Justo de nuevo manejó el capote de manera sobresaliente con el sexto. El recibo a la verónica con la rodilla flexionada fue de altos vuelos. Fue el preludio de una faena de firmeza y exposición del extremeño, que aguantó parones y miradas del toro con aplomo. De Justo estuvo centrado y toreó con hondura. La labor tuvo emoción por la incertidumbre. El final a pies juntos y más tarde en las manoletinas caló en el público. Todo se desvaneció tras fallar con los aceros.
Priego de Córdoba (Córdoba). Domingo, 6 de septiembre de 2020. Dos toros de Fermín Bohórquez (1º y 4º), nobles y colaboradores, y cuatro de Fernando Sampedro, correctos de presentación, escasos de fuerzas y raza. Lea Vicens, oreja y dos orejas; Enrique Ponce, oreja y ovación con saludos; Emilio de Justo, ovación con saludos en ambos. Entrada: Aproximadamente 800 personas en cumplimiento de las medidas sanitarias. Se guardó un minuto de silencio tras el paseíllo en memoria de las víctimas del coronavirus.
