Cuando el tedio se apodera de la tarde, necesariamente la atención se desvía del ruedo en bastantes más ocasiones de lo que se debería. En una de esas miradas hacia ninguna parte ha aparecido en los tendidos del 1, discreto y sin llamar mucho la atención, quien fuera durante muchos años torero consentido de esta plaza, El Niño de la Capea. Torero de Bilbao sin ninguna duda, ganado a pulso. El año pasado celebró sus bodas de plata y salieron a relucir unos datos asombrosos: 51 tardes y 26 orejas nada menos. En esta misma plaza le dio la alternativa hace 51 años otro “niño”, su admirado Paco Camino. Con su muerte reciente se han desempolvado fotos cumbres, especialmente famosa fue aquella estocada aquí en Bilbao a un toro de Juan Pedro Domecq que tan bien supo captar Cuevas. También fue Camino torero de Bilbao, 25 orejas en 41 corridas de toros, 9 festivales, y un puñado de festejos más -festivales y novilladas- en la antecesora Dama de Abando, donde toreó una sola corrida como matador -22 de agosto del 61-, quince días antes de ser devorada por las llamas, cortando una oreja y sufriendo una grave cornada al entrar a matar.
Camino dejó en Vista Alegre momentos para el recuerdo. Echo mano del archivo: su primer gran golpe fue en el 62 con Ostos y Chacarte; dos tardes consecutivas en el 66, una de ellas teñida de sangre por la mortal cogida del banderillero Antonio Rizo por un toro de Torrestrella, y la otra ante un complicado encierro de Concha y Sierra, con Fuentes y Bienvenida, donde dio toda una lección de poderío; en la Feria Chica del 68, llamada de La Liberación, con toros de Buendía; y dos años después en esa misma feria estuvo sensacional con la corrida de Arranz. Se le echa de menos en Bilbao al maestro.
Capea siempre ha llevado a gala ser torero de Bilbao, la plaza que le lanzó. Además de la tarde del doctorado, llegaron otras para no olvidar, como la del 73 con los toros de Buendía. O la gesta del 78 cuando se clavó una banderilla en el pie, le quitaron el arpón en la enfermería y salió de la misma cojeando para matar a un toro de Urquijo en un alarde de torero gallardo. Como ha hecho Castella tras ser corneado en el glúteo.
Bilbao ha tenido siempre sus toreros predilectos, algo que se echa en falta. ¿Será Roca Rey el próximo? Sería necesario para que esta afición tuviera un motivo de peso para volver a llenar Vista Alegre. Veremos… dos tardes tiene por delante el peruano para seguir alimentando su idilio.