Soplan vientos de ilusión y esperanza en Torrestrella, paradigma de la cría del toro bravo y el caballo español que puso en valor uno de los ganaderos más emblemáticos de toda la historia, don Álvaro Domecq. Hay motivos para tal optimismo, alentados por una temporada prometedora que se inicia en Sevilla, pero sobre todo por la puesta de largo de El Carrascal como la finca principal de la ganadería, después de que la familia Domecq vendiese todo un santuario de la tauromaquia como es Los Alburejos. Algunos agoreros vaticinaron el final de esta singular vacada cuando se conoció la noticia de la venta a un grupo inversor ajeno al mundo del toro. Nada más lejos de la realidad. El legado de don Álvaro Domecq, esa alquimia de la bravura que consiguió moldear un toro con personalidad, se sigue manteniendo gracias a la afición y el empeño de sus hijos, nietos y bisnietos, que tienen la afición al campo, al toro y al caballo agarradas al corazón como algo propio.
Álvaro Domecq: “Mi padre ha sido un eufórico del toreo y de la vida. El toro y el caballo para él fueron su gran ilusión. Lo tengo muy presente cada día, sobre todo cuando vengo a la finca”
Álvaro Domecq: “Con la bravura se llega a muchos sitios, a la diversión y a la emoción. El toro bravo es el que transmite al público”
Luis Domecq: “Que Morante apueste por Torrestrella es una maravilla, estamos encantados. Es el toreo de la casa”
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