Juanito salió a revienta calderas dando cuatro faroles con las dos rodillas en tierra que evocaron a su paisano Diamantino Vizeu, el primer matador portugués en recibir la alternativa en España. Muy aplaudido fue el quite por saltilleras. Por si aquello era poca leña en la caldera, tras brindar a Talavante, se fue a los medios y la primera serie con la diestra la recetó de hinojos tras pasarse el toro por la espalda. Luego, ya erguido, buscó trazar siempre largos los muletazos para rematarlos detrás de la cadera, como marcan los cánones clásicos del toreo y cuando el de Virgen María perdió fuelle se metió en su terreno y encandiló a los tendidos con un arrimón de pellizco en el corazón que abrochó con unas benardinas de infarto. Dos orejas y rabo.
El sexto fue un toro con mucho motor que derribó a Antonio Palomo y al que Juanito, que lo había recibido con un ramillete de verónicas con las rodillas en tierra, quitó por zapopinas muy jaleadas por los tendidos. El diestro de Portugal le dio sitio para aprovechar la inercia de las embestidas, pero el toro no duró todo lo que él esperaba y en cercanías no terminó de haber comunión total. Oreja.
El primero tenía las fuerzas tan en el límite que ya en el recibo de capote tuvo Castella que levantar las manos en los lances para cuidarlo. En la muleta aplicó la misma medicina a base de pulsar mucho la embestida. Así, en los medios, llevando muy medido al toro, enjaretó en cercanías tres series de redondos ligadas que llegaron mucho a los tendidos, en especial un cambio de mano de mucho gusto. Lo que unido a la estocada le valió para pasear las dos primeras orejas de la tarde.
En el cuarto, Castella se fue a los medios a brindar y allí se quedó para dar hasta por dos veces el cambiado por la espalda. Encajado de riñones vimos a un torero en su madurez que fue ligando pases por ambos pitones que además remató con gusto en los cambios de manos. Midió bien los tiempos y las distancias y tras dos molinetes se metió en la jurisdicción del astado para abrochar su labor a la que puso epílogo por bajo con unos ayudados. Oreja.
Talavante, que venía de descerrajar la Puerta del Príncipe, saludó a su primero con dos faroles. Dejó al de Virgen María crudo y eso motivó que se moviese en banderillas dejando un bonito tercio con los pares de Javier Ambel y Manuel Izquierdo. Con suavidad, temple y ese duende que habita en sus muñecas, Talavante desgranó muletazos de un gusto exquisito, en los que primaron el trazo siempre bien dibujado y la ejecución; y, en los que no faltaron chispazos de magia como el farol con el que enhebró dos series en redondo o los magníficos pases de pecho que abrocharon las tandas. Lástima el error con el acero. Ovación con saludos.
El quinto fue un toro sin clase ni fuerza con el que Talavante tuvo que torear siempre a media altura, sin poder apretarle lo más mínimo con lo que eso desluce en la tauromaquia del pacense, que no se aburrió en ningún momento de intentarlo probando por ambos pitones en una faena de mucha entrega hasta el desplante final. A este sí lo despenó con soltura, lo que le valió el doble premio.
Zafra (Badajoz). Domingo, 29 de septiembre de 2024. Toros de Virgen María, de correcta de presentación, muy parejos y nobles. Sebastian Castella, que sustituía a Roca Rey, dos orejas y oreja; Alejandro Talavante, ovación y dos orejas; y João Silva Juanito, dos orejas y rabo y oreja. Entrada: Tres cuartos. Javier Ambel y Manuel Izquierdo saludaron tras parear al segundo y Fernando Pérez y Pedro Noroña en el sexto. El mayoral de Virgen María dio la vuelta al ruedo junto a Juanito en el tercero.