Para no creer en milagros, creer en el caso Padilla. Cuento de magia, de hadas, cuento que cuenta una verdad: se puede. Nunca vi un milagro tan vivo, tan de carne y hueso. Los demás milagros, no cuentan con mi interés. Supongo que en ese cuento de final feliz y sin colorín colorado, habrá ese trasfondo que no sale en imagen, que está en el silencio oculto que logra esa fuerza vital de Juan José, un entrebastidor de llanto. Porque, qué dolor no lo produce, que ánimo es tan constante que no duda, que meta se logra al ciento por ciento, sobre todo cuando la meta es el lograr el mil por ciento. Algo que no existe. Sólo si hay un milagro.
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