Del 9 al 18 de septiembre la localidad madrileña de Parla se viste de feria en honor a Nuestra Señora de la Soledad. Los festejos taurinos cobran una gran importancia en estas fiestas. Y cuando hablamos de toros en esta localidad hablamos de la Peña Taurina “Don Popeye”. Un grupo de amigos completamente enamorados del mundo del toro.
Del 9 al 18 de septiembre la localidad madrileña de Parla se viste de feria en honor a Nuestra Señora de la Soledad. Los festejos taurinos cobran una gran importancia en estas fiestas. Y cuando hablamos de toros en esta localidad hablamos de la Peña Taurina “Don Popeye”. Un grupo de amigos completamente enamorados del mundo del toro.
Este idilio amoroso de la peña comienza a principios de los 80, cuando un grupo de amigos decidió formar este colectivo taurino. Pasados casi 30 años los propios fundadores no dan crédito al fuerte arraigo, solera y aceptación que esta peña ha adquirido en el panorama taurino madrileño.
Los “Popeyes” como así son conocidos realizan innumerables labores para que la fiesta de los toros en esta localidad se pueda desarrollar de una manera casi perfecta. Pues son ellos mismos los que se encargan de la labor ciega que se realiza en las entrañas de la plaza. Seleccionan los toros junto a otros miembros de colectivos taurinos, realizan el desembarque de los astados, acomodando a los animales según el protocolo para su posterior enchiqueramiento. También destaca la necesaria labor que realizan los pastores y dobladores de esta peña, velando por la seguridad y el bienestar de todos los corredores y curiosos que se encuentran en el recorrido y en el ruedo.
Estos taurinos de pro han consolidado de manera sempiterna la ofrenda a su venerado Nazareno, pues un día antes de empezar los festejos todos los miembros de la peña acompañados por fieles y miembros de la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, acuden perfectamente uniformados, con su Nazareno bordado en su blusón a entregar el ramo de flores con los colores blanco y morados del altísimo para que siempre les asista.
Abogando así por la Fiesta, estos 24 socios que año tras año, y ya son casi 30, derrochan compañerismo, tradición, simpatía y cachondeo a raudales por la villa de Parla.