El tercero de Saltillo tenía otra morfología y diferente expresión a sus hermanos. Bajo, enmorrillado, acodado. Se venció por el pitón derecho en las verónicas de Damián Castaño pero embistió con buen recorrido por el izquierdo. Recibió tres puyazos medidos por Javier Martín. El toro empujó con un solo pitón pero con continuidad en el peto. Damián Castaño apostó desde el principio por ese pitón izquierdo en naturales desmayados, echando los vuelos para llevar al toro más allá de la cadera. El toro tuvo el pecado de salir desentendido del embroque pero cada embroque tenía mucho sabor. Por el derecho hacia algo de hilo. Castaño se fajó con él, de uno en uno, en una faena de inteligencia y estética. En dos tandas puso a la afición en pie. Media estocada y varios descabellos afearon lo conseguido. Dio la vuelta al ruedo.
El sexto de Valdellán fue un toro bravo. De salida no se lo puso fácil a Damián Castaño que se entregó en verónicas arrebatadas. En el caballo empujó en los dos encuentros. Castaño toreó con la montera calada. Bonito inicio ganando terreno, después muy roto sobre el pitón derecho por el que el toro repetía con emoción por abajo. Muy entregado el salmantino. Por el izquierdo buscó la estética encontrada en el primero de su lote en naturales de uno en uno. El toro pedía mando mayor y por el derecho se lo dio. Con la espada no estuvo acertado perdiendo premio, saludando una ovación.
Se lidiaron por delante los tres de Saltillo. El primero fue un tanque de 621 kilos, de abierta cara cornipasa. Sánchez Vara lo saludó por verónicas tersas, de mucho poder hasta rematar con una media en la boca de riego. Muy mal picado por Francisco José Navarrete en los tres encuentros. Fue franco al peto pero tampoco se empleó en ningún momento. Sánchez Vara se impuso con poderosos doblones. El de Saltillo no se empleó en ningún momento, ocasionando algún momento de peligro. Sánchez Vara mostró su faceta solvente en toda la faena, probó por ambos pitones antes de atascarse con el acero.
El cuarto cambió la ganadería de lo que quedaba por lidiarse. La segunda parte del desafío fue de Valdellán. Embistió con mucha humillación de salida. Derribó en dos ocasiones al caballo. Bien picado por Adrián Navarrete, que se sobrepuso a la descabalgadura, aunque el último puyazo lo señaló en la paletilla. Puso banderillas el propio Sánchez Vara, algo traseras pero cuadrando en la cara, en concreto el último par. Estuvo sincero con el toro, olvidándose de todas las mañas adquiridas con el tiempo en una lucha tan cruda. El matador alcarreño trató de torearlo por bajo como pedía la embestida pero la fuerza del toro falló según fue avanzando la faena. El carácter fiero no fue suficiente para mantenerse en pie. Estocada baja. Silencio.
El segundo también portaba una aparatosa cara. Cuajado de carnes. Se movió mucho de salida, humillando especialmente por el izquierdo aunque por el derecho se rebrincó ante el decidido capote de Rubén Pinar. En el caballo se empleó, sobre todo en el primero de los dos encuentros. Rubén Pinar planteó una faena de firmeza, muy profesional y medido. Le exigió al repetidor Saltillo que no terminó de humillar. Estocada. Ovación.
El quinto fue zancudo, más desarrollado de los cuartos delanteros, de montada actitud. Pegó frenazos en el recibo capotero de Rubén Pinar. En el caballo embistió a pechugazos, con todo pero sin emplearse. En la muleta se paró mucho. Pinar se puso sin titubeos, buscándole el pitón contrario logrando algunos muletazos estimables pese a que no se le valoró en ningún momento. Al toro le faltaron finales pero tuvo cierta humillación en el primer tramo de cada pase. Pinar no encontró la continuidad ni el eco esperado. Pinchazo y estocada. Silencio.
Madrid. Domingo, 1 de septiembre de 2024. Toros de Saltillo (1º, 2º y 3º) y Valdellán. Sánchez Vara, silencio tras aviso y silencio; Rubén Pinar, saludos y silencio; y Damián Castaño, vuelta al ruedo tras aviso y saludos tras aviso. Entrada: Un cuarto de plaza.