LA REVOLERA

Un “hurra” y un millón de “oles”

Paco Mora
martes 01 de septiembre de 2020
¡Qué envidia me da el Sur de Francia como aficionado a la más nacional de nuestras fiestas! Por todo, pero sobre todo por haber parido un empresario –“productor” se autodenomina él mismo- como Casas. Con cuatro como él les dábamos sopas con honda a los cuervos que sobrevuelan sobre el cielo hispano, a la espera de ver al toreo muerto y enterrado

Ojo al parche. Simón Casas se despereza y a partir de ahí todo es posible. Acaba de anunciar la Feria de la Vendimia de Nimes al modo clásico y con una corrida más en el cartel. Eso sí, respetando todas las normas establecidas para prevenir la acción del virus en los espectáculos públicos. Pero como el empresario francés no da puntada sin hilo, antes se ha entrevistado con las autoridades competentes para pisar sobre terreno firme y evitar sorpresas de última hora. Y es que Simón no va de listo, simplemente es inteligente y no juega a sorprender a nadie. Simplemente y nada menos, ha programado la única feria completa y al modo tradicional de este verano de 2020.

Simón Casas deja las querellas y los dimes y diretes para los que intentan embozarse con la capa de la epidemia, para no arriesgar un euro y tratar de pasar por víctimas de una situación que no tienen valor para afrontar. Las plañideras para los entierros, porque el toreo lo que necesita son hombres inteligentes y valientes que jueguen fuerte y no precisamente de farol. Los carteles serán de lujo. ¡Lástima que le haya fallado José Tomás! Pero es que de no fallarle, la feria de Nimes no sería un acontecimiento, sería un milagro. Y teniendo en cuenta que el hierático madrileño hace años que está fallando más que una escopeta de caña, su ausencia de la Feria Taurina del Año no pasa de ser una simple anécdota.

Máxime con carteles como ese de Ponce, Curro Díaz y Emilio de Justo, que reúne al gran caporal del toreo actual, al artista más firme y valiente del momento y a ese Emilio I “El Batallador” que es De Justo. ¡Qué envidia me da el Sur de Francia como aficionado a la más nacional de nuestras fiestas! Por todo, pero sobre todo por haber parido un empresario –“productor” se autodenomina él mismo- como Casas. Y es que el valor y la inteligencia no tienen nacionalidad; son patrimonio del alma y el alma solo es de Dios. Con cuatro como él les dábamos sopas con honda a los cuervos que sobrevuelan sobre el cielo hispano, a la espera de ver al toreo muerto y enterrado.

Ojalá le salga de dulce su septembrina Feria de Nimes al empresario galo, porque su éxito será el triunfo de la Fiesta de los Toros, y, sobre todo, la demostración palpable de que mientras haya hombres valientes e inteligentes en ese tan difícil y complicado negocio del toreo, los que quieren matar la Fiesta tendrán que seguir esperando tiempos mejores para llevar a cabo su acoso y derribo. Y es que por mucho que hayan querido utilizar la epidemia para aplastarla, la última palabra, incluso en este puñetero mundo que vivimos, siempre la tendrá un hombre. Y en este caso, ese hombre providencial responde al nombre de Simón Casas. Un “hurra” y un millón de “oles” para él…

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