Santander, Vitoria, Gijón, Bilbao eran las ferias de Chenel; y este año noto como un pellizco en el pecho la ausencia del maestro. Las ferias del norte eran claves para él. En Vitoria peleó en quites, qué tiempos, con Antonio Ordóñez; en Santander recibía el cariño de los cántabros y sintió la muerte del bueno de Tinín Morillas, en Gijón me hablaba de los tiempos en que regía el Bibio Jardón, el empresario de Madrid y tenía una mesa reservada todos los días en El Planeta, el restaurante donde era feliz. En Bilbao recordaba sus años y sus triunfos de novillero en esta ciudad. Y aquí, añadía, descubrió un manjar que se llamaba merluza.
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