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Una rebeldía, una asonada ¡por favor!

Arrancó Olivenza y remató Olivenza. Contra viento y marea. Contra viento y temporal. Inoportuna en este caso la bendita y necesaria lluvia. ¡Qué poco taurino anda el tiempo! Qué poca consideración con las taquillas. Y con los aficionados. Una pulmonía por un sueño, ese es el reto de aficionado una tarde intempestiva. En lo artístico, cuestión de la que en demasiadas ocasiones nos olvidamos a la hora de analizar la coyuntura taurina, lees las crónicas de la joven Olivenza y entiendes que no hubo vuelcos en la clasificación, ni rompe-quinielas, que cada cual defendió su parcela, que no está mal, solo que ya no basta, que a estas alturas necesitamos de sacudidas, de tardes de las que hacen pensar que a partir de ese día ya nada será igual, que hay que contar con este o con aquel, ¡una rebeldía por favor, un golpe de estado, una asonada!… es lo que falta, es lo que hay que implorar. Se sabe que no es fácil, el sistema tiene sus propios resortes de defensa sin reparar que el primer beneficiado sería el propio sistema. Necios. No es fácil que lo entiendan ni que lo propicien y menos aún que aparezca uno que lo haga realidad, pero es necesario, urgente. Hay que remover el avispero a riesgo, en caso contrario, de palmar de atonía y corrección. No suspiro por nada nuevo, se sabe que la mejor receta para la revitalización desde siempre fueron las sacudidas, el tipo que despierta curiosidad y ganas de verle, la aparición de personajes, uno bastaría, de los que invitan a desafiar la pulmonía las tardes en las que la meteorología se encabrita. Si es un clásico mejor, pero esos tipos siempre vinieron de la acera de enfrente, desde donde cabrean a los aficionados puros, siempre dados a cabrearse. Claro que no es fácil, ni frecuente, pero ahí estamos, a la espera. Quizá sea en Castellón, quizás en Valencia, Sevilla… No hay que desesperar.

Se necesitan tardes que hagan pensar que a partir de ese día ya nada será igual, que hay que contar con este o con aquel…

Nada de lo dicho se contradice con los titulares de las crónicas que llegan de Olivenza. Con que Talavante, tal y como coinciden todos los compañeros, bordase el natural; o que Ginés se mostrase más hecho, más evolucionado, más cerca de su meta; o que Padilla siguiese tronando o Perera se manifestase poderoso o Ponce hiciese magia o Ferrera volviese a explicar lo que es la sazón de un torerazo… todo ello era necesario, diría que obligado, pero no suficiente.

La noticia, nada buena, fue la ausencia de Juli a cuenta de aquel triunfo tan glorioso como cruento de Bogotá. Así que nos perdimos el mano a mano y su encuentro con el toro de Victorino. Queda pendiente. En las próximas horas volverá a ser noticia, ahora por su pulso con Madrid. Seguramente antes de que esta columna llegue a su destino suenen las alertas de los móviles con la solución. A la hora de cerrar esta edición no hay pronóstico fijo sobre el desenlace. Sigo pensando que ausencias siempre hubo, que cada cual tiene derecho a defender sus intereses, los de un lado y los de otro, que la valoración depende del lado de donde se mire, pero hay ausencias y ausencias y unas, la de Juli mismamente en caso de consumarse, son más lamentables que otras. Escribo con el convencimiento de que no habrá ausencia y de que si la hay encontrarán otros caminos para que Juli, en el vigésimo aniversario de su alternativa, esté en Madrid.

Hay que remover el avispero a riesgo, en caso contrario, de palmar de atonía y corrección

Y como el tiempo no se detiene, comenzó la Magdalena más promocionada de la historia. No hay quien a cien kilómetros a la redonda no sepa que Varea mata victorinos, que Manzanares hace doblete, que estarán Ponce, Juli, Talavante, que se despide Padilla… etcétera, etcétera… Era lo que se pedía, promoción. El domingo los chicos que levantaban el telón, Toñete, Sedano y Téllez, apuntaron cosas de interés. Ahora queda que el tiempo acompañe, que ciclones y tormentas se desaten en el ruedo y las isobaras de la inspiración sean favorables. Luego, seguidito vendrá Fallas, en total, de Olivenza a Valencia, veinte días continuados de toros. No está mal.

UNA TORMENTA DE IDEAS

El tema de la semana fue la presentación de Tauromaquias Integradas, lo que entiendo como un proyecto de regeneración y reactivación frente al inmovilismo del que tanto nos lamentamos. Todos. Como espíritu de partida, conceptualmente el plan es incontestable. El acto fue una tormenta de ideas y planes, las hay viables, menos viables, también peligrosas y todas cargadas de las mejores intenciones. No sé si acabará siendo más ideológico que práctico, pero el debate vale la pena. El proyecto tiene el aval de personajes que, desde posturas entonces vanguardistas, hicieron mucho por el toreo, me refiero a Martín Arranz y su escuela de Madrid y antes de eso -o a la vez- las cooperativas de producción y de comercialización. Pasados los días de la presentación de Tauromaquias Integradas tengo la sensación de que su repercusión no ha sido la necesaria. Sería una pena que languideciese. Ante la precaria salud de la Tauromaquia las posturas integradoras frente al guerracivilismo y las descalificaciones de partida se me antojan imprescindibles. Hay más entidades y personalidades con el mismo objetivo y si lo que importa es la pervivencia de la Tauromaquia…