LA REVOLERA

Valor empresarial en alza

Paco Mora
viernes 21 de agosto de 2020
La pandemia, entre las muchas desgracias que ha traído consigo, está sirviendo para que algunos hombres del mundillo taurino den la talla de valientes y batalladores. Manuel Amador es uno de ellos

Si salimos de esta, y tarde o temprano saldremos, al maldito Covid-19 le deberemos seguramente la irrupción de cartas nuevas en el negocio del toreo, a todos los niveles. Serán las de los hombres que están siendo capaces de cuadrar los hombros, ponerse firmes, echar el mentón hacia adelante y atacar de frente las dificultades que parecían insalvables. Dirán algunos que ha sido cosa de la casta hispana, capaz de crecerse en los momentos de mayor dificultad, jugándose el todo por el todo. Que digan misa, pero los esforzados capaces de plantear batalla al enemigo más difícil y peligroso que ha tenido el toreo en toda su historia, tendrán rostros, nombres y apellidos. Y uno de ellos será Manuel Amador, fino y estilista matador de toros que aquel pasito que le faltó durante su carrera, para encaramarse en lo alto del escalafón, lo está dando ahora con creces como empresario.

Ahí está para corroborarlo el cartel de Manzanares, que es un modelo a seguir: Enrique Ponce, Curro Díaz y Sergio Serrano. La fórmula que tanto se echaba de menos; Enrique, la piedra angular del toreo de los últimos treinta años -seguiditos como los raíles del tren-, Curro Díaz, que, como fruto de su casta, tesón y calidad de torero caro, se encuentra en el momento cumbre de su carrera, y el albaceteño Serrano, que venciendo las mil y una dificultades se ha agarrado al último vagón de su vida de torero con tal fuerza que, con un poco de suerte, puede ponerse a circular en el grueso del escalafón, si en el entretanto la ciencia le gana la batalla al criminal coronavirus. El cartel de la plaza manzanareña es la tormenta perfecta: el que está por encima de toda sospecha, uno de los que luchan por ponerse a su altura y el cachorro que pugna por coger velocidad junto a los que ya la tienen.

El Manuel Amador empresario taurino es un ejemplo a seguir por los que solo saben quejarse y no dan un paso para hacer historia en los difíciles momentos que vive el toreo. Auténticos timoratos sorprendidos por la realidad de un mundo en el que para sobrevivir hay que tener iniciativa y arriesgar. No basta con quejarse de la Administración, sino que hay que aprovechar los resquicios que ésta ofrece para dar pasos adelante, procurando que la Fiesta siga pese a todas las dificultades.

También ha presentado Amador propuestas muy serias e interesantes al Ayuntamiento de Albacete, con el fin de celebrar tres magníficas corridas de toros en los días coincidentes con el periodo ferial de este infausto año, propuestas que estaban siendo estudiadas con interés por las autoridades municipales competentes, pero que han sido finalmente rechazadas a causa de los repuntes de la Covid-19, agradeciendo, no obstante, el paso adelante que había dado, en cuanto a la recuperación de la feria taurina de la capital manchega, el joven empresario.

En fin, lo antedicho, la pandemia, entre las muchas desgracias que ha traído consigo, está sirviendo para que algunos hombres del mundillo taurino den la talla de valientes y batalladores que harán falta para salir de una crisis tan tremenda para la Fiesta de los Toros como la que actualmente vivimos.

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