Con José Luis Marca se nos va uno de los taurinos más importantes de la segunda mitad del siglo XX y primera del XXI. Comenzó como novillero en Zaragoza…
Con José Luis Marca se nos va uno de los taurinos más importantes de la segunda mitad del siglo XX y primera del XXI. Comenzó como novillero en Zaragoza, la ciudad que le vio nacer, y alcanzó su mayor notoriedad como apoderado de toreros. Desde Paco Ojeda hasta Daniel Luque administró a varios ases de la baraja taurina, entre ellos a Finito de Córdoba. Con encaste de Jandilla formó una ganadería que pastaba en una finca de su propiedad en la raya de Portugal, ganadería que durante bastantes años gozó de evidente prestigio. También tuvo momentos importantes como empresario, regentando varias plazas, entre ellas la de la capital de Aragón.
Traté a Marca asiduamente durante los años que apoderó a Finito de Córdoba, años en los que dicho torero le dio varias vueltas a la geografía taurina española, alcanzado en esa época sus temporadas más brillantes. Medié en el entendimiento de Juan Serrano con Marca para que este dirigiera su carrera, y fue al finalizar una corrida en Ciudad Real cuando en la habitación del hotel donde se hospedaba el torero, ambos sellaron el compromiso de apoderamiento con un apretón de manos en mi presencia. Marca era un hombre muy llano y desde aquel momento me tuvo informado al minuto de la organización de las temporadas de Finito. “Ya que tú has sido el “culpable” del acuerdo entre el torero y yo, quiero que estés enterado de todo lo afecte a su carrera”, me dijo el día que me mostró la agenda que tenía preparada para el ciclo próximo a iniciarse.
Dado su bien hacer con Finito, entre Marca y quien esto firma surgió una amistad muy cordialidad, que ha durado hasta este momento en que le despido desde aquí con un hasta siempre a la vez que le deseo gloria eterna.
