La revolera

Circo romano

Paco Mora
lunes 15 de octubre de 2012

Seis leones enrazados en tigres mansos de Bengala, criados en la vecina Lusitania, casi han dado cuenta en el circo romano de la Matritense de tres jóvenes cristianos hispánicos…

Seis leones enrazados en tigres mansos de Bengala, criados en la vecina Lusitania, casi han dado cuenta en el circo romano de la Matritense de tres jóvenes cristianos hispánicos que respondían a los nombres de Robleño, Castaño y Aguilar. Para mayor “inri”, uno de los leones salió pidiendo a gritos un oculista y en su defecto tuvo que conformarse con hacérselas pasar canutas a Castaño, que regresaba del taller de reparaciones en el que le metió su primer león que estuvo a punto de devorarlo.

El público que disfruta con la desigual lucha de leones contra cristianos, lo pasó de lo lindo. Los que creían que habían sacado entrada de acceso a una plaza de toros para presenciar tres versiones diferenciadas del arte del toreo, pasaron la tarde en un continuo susto y dudando de si se habrían equivocado de sitio. “¿Está usted seguro de que esto es un plaza de toros?”, me preguntó un tarraconensis que había viajado a la parte central de Iberia “para ver una corrida de bous”, ya que en su tierra está prohibida las fiesta taurina. Como le contestara que sí, el hombre, moviendo la cabeza a uno y otro lado, reflexionó en voz alta: “A lo mejor han hecho bien en prohibir en mi Catalonia este espectáculo cruel y sin gracia”. Y si el toreo fuera solo esto, quizás tuviera razón el cataláunico. Pero afortunadamente el toreo es otra cosa.

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