La revolera

El torero, una sociedad anónima

Paco Mora
miércoles 30 de julio de 2014

Es cierto que la figura del comisionista ha sustituido a la del apoderado clásico, estilo Camará, Andrés Gago, Emilio Fernández, Domingo Dominguín, El Pipo y pocos más. Pero…

Es cierto que la figura del comisionista ha sustituido a la del apoderado clásico, estilo Camará, Andrés Gago, Emilio Fernández, Domingo Dominguín, El Pipo y pocos más. Pero, ¿dónde están los Manolete, Arruza, Domingo Ortega, Manolo González y El Benítez de ahora? Aquellos se vendían solos y el apoderado era un administrador de absoluta confianza y un amigo que compartía sus soledades y sus miedos. Hoy es fácil oír a un torero que rompe con su apoderado porque “no me daba nada”, refiriéndose a que no lo ponía en los carteles en los que a él le hubiera gustado estar, sin caer en la cuenta de que es el torero el que hace al apoderado y no el apoderado el que hace al torero. 

Los tiempos han cambiado y ahora los apoderados a la vieja usanza resultarían seres anacrónicos y fuera de lugar. Las redes sociales, las temporadas planificadas de antemano hasta el último detalle, y las empresas que a la vez apoderan toreros y sacan adelante ganaderías han reducido, hasta hacerla casi innecesaria, la figura del apoderado tal como la conocimos los que ya tenemos más pasado que futuro. De todos modos, ¿quién se acuerda de los apoderados de Joselito, Belmonte y Gaona? ¿Dónde están los libros dedicados a los apoderados de los Romero de Ronda, y a los de Paquiro y Chiclanero que son nada menos que los precursores del Terremoto trianero?

Aparte de que el toreo se ha mercantilizado de tal modo que si Paquiro, Chiclanero, Joselito, Belmonte, Gaona, Manolete, Arruza, Domingo Ortega y Manolo González vivieran ahora serían sociedades anónimas.

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando