La naturaleza asestaba dos gravísimas cornadas a la ciudad de Lorca en forma de terremotos la tarde del 11 de mayo de 2011. Los seísmos dejaban nueve víctimas mortales y a miles de familias en la calle habiéndolo perdido absolutamente todo. La dureza de los temblores afectaron en mayor o menor medida a más del noventa por ciento de los edificios de la ciudad, y uno de los más emblemáticos de la misma, la plaza de toros de “Sutullena”, quedaba mortalmente herida por la sacudida. Desde entonces ha permanecido cerrada a cal y canto, y su futuro ha generado muchas dudas.
La incertidumbre del destino de la plaza y el paso del tiempo sin aparente solución, llevó a un nutrido grupo de aficionados lorquinos a movilizarse a través de una plataforma que nacía el pasado año bajo el nombre “Sutullena Ya”. A través de ella han dando voz a la petición de todo un pueblo a una inminente reconstrucción de su plaza. La plataforma, que ha funcionado fundamentalmente a través de las redes sociales, ha conseguido llamar la atención de todo el mundo taurino, del pueblo y de las autoridades locales que ya han manifestado abiertamente su implicación en la causa. Francisco Jódar, alcalde de la ciudad, sostiene: “El ayuntamiento se ha mantenido en contacto con la propiedad de la plaza desde principios de 2012, una vez informados por los propios propietarios de la situación de la misma tras los seísmos”.
Cuando han pasado tres años de la tragedia la situación de Sutullena es la siguiente: tras los terremotos, el informe de los técnicos salvaba a la plaza de la demolición por ser un edificio protegido, pero los graves daños sufridos en su estructura le inhabilitaban para la celebración de cualquier tipo de espectáculo sin una reforma previa que implicaría la reconstrucción de la casi totalidad del inmueble. El coste estimado de dicha reforma se sitúa por encima del millón de euros. La propiedad de la plaza, una sociedad cuya cabeza visible es el empresario lorquino Francisco Montoya, tenía en vigor un seguro en el momento de los temblores. En casos de catástrofe natural es el Consorcio de Compensación de Seguros el encargado de hacer frente a los daños. Tras la correspondiente inspección y la afirmación por parte de los peritos en su informe que la plaza ya sufría daños en su estructura antes de los temblores, la cuantía pagada para subsanación de los daños fue de aproximadamente unos 400.000 euros, cantidad que actualmente se encuentra recurrida judicialmente por la propiedad.
Meses después del siniestro los propietarios de la plaza restauraron la fachada de la plaza, algo a lo que están obligados por ese grado de protección que ostenta el edificio como patrimonio cultural, pero el interior sigue tal cual quedó tras los seísmos; apuntalado y lamentablemente deteriorado.
UN PASO ADELANTE
Ahora es el ayuntamiento de la ciudad con su alcalde Francisco Jódar al frente, el que ha dado un paso adelante para recuperar la plaza con un planteamiento a tres bandas entre propiedad, consistorio e inversores privados. “Desde el Ayuntamiento apostamos por buscar fórmulas que permitan, a corto plazo, la rehabilitación de la plaza, y, a medio plazo, la transformación de la misma en un recinto multiusos con ambiente comercial, estudiando al respecto la posible adquisición del inmueble por el Consistorio cuando la situación económica lo permitiera”.
Las posturas están marcadas, el acercamiento es una realidad, la predisposición por todas las partes es positiva y los inversores interesados ya son varios. Conseguir el objetivo parece cuestión de tiempo, como afirma el propio Jódar: “No podemos ofrecer fechas concretas, pero sí esperamos que cuanto antes fructifiquen las avanzadas gestiones que tenemos en marcha para que la plaza vuelva a ser un espacio de referencia para la tauromaquia”.
La afición taurina en Lorca así lo demanda, prueba de ello es el lleno registrado el pasado día 28 de septiembre en la vuelta de los toros a su Feria en plaza portátil, y los 122 años de historia de la plaza de toros de Sutullena, a la que le quedan muchas páginas por escribir, bien lo merece.
