Con la ilusión a flor de piel y el respaldo arrollador de una temporada americana mucho más que triunfal, Andrés Roca Rey empieza la batalla por conquistar Europa de matador de toros como lo hizo de novillero. Llega pisando fuerte, con ese espíritu competitivo que lleva impregnado en su corazón de torero vocacional. Se sabe novedad pero también examinado. Empieza un camino duro. El corazón del héroe se encuentra dispuesto para dar réplica a la responsabilidad, a la presión, a las miradas. No quiere pasos en falso. Ni se lo permitirá él ni se lo permitirán los demás. Castellón, Olivenza, Valencia y apuestas muy fuertes donde sólo lo hacen los grandes: Sevilla y Madrid. A eso aspira, a ser grande. Muy grande.
– “Soy el mismo. Quizás ahora tengo unas preocupaciones que antes no tenía. Ahora conviven conmigo la presión, la necesidad de tener que dar la cara compitiendo con las figuras…”
– “No puedo defraudarme a mí ni defraudar a los demás. La responsabilidad es eso, el sentimiento de tener que dar lo mejor de uno mismo”
– “¿Madrid, Sevilla o Valencia? El que no apuesta no gana, aunque quien apuesta arriesga a poder perder mucho. La vida debe ser así”
– “El valor es el empuje interior que te hace dar un paso hacia adelante frente a las circunstancias, bien en la vida o delante del toro”
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