La pasada semana eché mano de mi capacidad de elogio para cantar lo que el año taurino que finaliza ha tenido de bueno y positivo, aunque algo se me quedaría en el tintero, por ejemplo la zancada hacia adelante que dio el valenciano Román en su carrera. Dicho queda. Insinué que también era mi propósito levantar la alfombra donde se esconden cosas que a los mandones del espectáculo les gustaría que no salieran a relucir. Por eso, en esta Espina volcaré algunas -todas sería imposible- de las injusticias y errores que me vengan al teclado. Y eso porque tan nocivo es el olvido del elogio como la ignorancia del espíritu crítico. Y también ha habido en la temporada 2017 conductas que merecen crítica, y a ello vamos, porque a veces la cirugía es inevitable, y “no importa que el escalpelo haga daño, lo importante es que obedezca a una ley de amor”.
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