Volvió a hacerlo. Eugenio de Mora cortó una oreja en Madrid y rozó la puerta grande. Y lo hizo como sabe, aprovechando la madurez para imprimir valor, clasicismo y pureza. Algunos hablan de buen bajío pero es más que eso. Su calado en Madrid no es casualidad. Le pesó la suspensión de mayo pero lo superó. Y tras un importante paso por Pamplona, renovó sus credenciales en la capital. Otra vez. Ya van unas cuantas.
- “Estos años había retrocedido un poco. Madrid era el sitio idóneo para remontar un poco, para volverme a reivindicar y a demostrar que lo de los años anteriores era un camino positivo y que sigo como estaba”
EN LA CALLE: “Lo importante es saber levantarse”
La misma capacidad que demuestra en la plaza es la que aplica en su vida personal. Sabe lo que es caerse y levantarse. Una y otra vez. Por eso, Eugenio de Mora vive tranquilo y contento. Y lo hace por y para el toro. Para seguir mejorando. Sin embargo, logra sacar algo de tiempo para su afición a la caza y estar con los suyos. Sin extravagancias, sin grandes caprichos. De la mano de la sencillez y la pureza.
- “Soy muy cabezón y el tiempo lo dedico entero a mejorar como torero, a entrenar mucho, a perfeccionarme”
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