Un año más, Ponce ha vuelto a marcar diferencias en una temporada de gran regularidad cargada de cumbres. El maestro ha dictado una lección de su categoría como torero de época. Casi tres décadas después, sigue siendo la figura indiscutible y despertando interés. Ahí es nada. Y es que su tauromaquia no para de crecer. Asegura que sigue buscando dentro de sí, en su interior, que es donde está la esencia, el toreo espiritual que este año ha deslumbrado a todos en tardes para la historia como las de Sevilla, Madrid, Istres, Gijón, Santander, Zaragoza... y un sinfín de plazas más que han palaeado la belleza de su toreo. No hay techo. Ponce sigue buscando más allá de la perfección, de lo excelso.
- “Ha sido una temporada redonda. Me he encontrado muy a gusto y he subido un peldaño más en cuanto a la evolución de mi toreo relacionada con mi forma de sentir”
- “Cuando el toreo se realiza con sentimiento y sale de dentro, es cuando puede alcanzar una dimensión realmente extraordinaria”
- “En Zaragoza sentí esa espiritualidad de mi toreo. Me metí tanto en la faena, que incluso llegué a perder la noción de la ubicación en el ruedo”
- “Intento mejorar y evolucionar cada año para crear interés y que después de 28 años todavía siga ilusionando al público”
- “Acompañar el toreo con la música clásica que tanto emociona, es algo maravilloso. A mi tauromaquia le va muy bien, y sirve para darle aires nuevos al toreo, respetando los cánones del mismo”
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