Al salir de Salamanca, tomando la autovía de Portugal, una vez dejado atrás el “Alto Soto de Torres”, tintado del color avellana de la piedra de Villamayor y la paz de las literarias aguas del Tormes, pronto empieza a abrir su telón el encinar charro. Aún no han transcurrido una veintena de kilómetros cuando un desvío indica la salida de Barbadillo y Calzada de don Diego. Tras acceder a él y circular durante un breve tramo por la Nacional 620 -antigua carretera de la muerte- un letrero señala la finca El Vecino. Hacia ella nos dirigimos al encuentro de Los Bayones, símbolo del toro bravo en el Campo Charro durante las tres últimas décadas.
- “Nos encanta el tipo de toro que criamos. No es el puro atanasio, sino un poco más alisardado. Son más bajos, pero con mucho esqueleto”
- “No hemos hecho otra cosa que adaptarnos a la realidad y reajustar los números de la vacada. Con las madres que tenemos ahora se lleva mucho mejor la ganadería, por eso esperamos resultados a corto plazo”
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