Todo empezó muy pronto en la vida taurina de Rubén Pinar. Tanto, que con sólo veinticinco primaveras lleva siete años de matador de toros a sus espaldas. Y los últimos, no han sido fáciles. Sin embargo, aprovechó ese tiempo de escasez de contratos para mejorar. Y esa evolución se vio en Madrid el pasado San Isidro con el hierro de Cuadri. Con un toreo más asentado, muy pendiente siempre de la colocación y dispuesto a jugársela para recordar quién es y qué sitio merece.
- “Llevo siete temporadas como matador pero tengo 25 años, una edad para conseguir lo que quiero. Me gustaría que fuera mi momento”
EN LA CALLE: “Soy muy entregado con lo que quiero”
Si como torero ha dado un paso adelante, como persona no podía ser menos. La esencia es la misma, no tiene por qué cambiarla. Pero igual es por los momentos complicados que ha vivido; o porque, a pesar de su juventud, Rubén Pinar lleva ya unos años en la profesión. Por lo que sea, pero está claro que el albaceteño es un hombre maduro. Más asentado. Más calmado. Escucha, piensa y responde. Y con sinceridad, porque contra eso no puede la sensatez.-
- “Me gustaría verme como una figura del toreo y con hijos. Me gustan mucho los niños”
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