16 de abril de 2010

Alejandro Talavante

En mi finca de Olivenza con Chopera
Alejandro Talavante
miércoles 12 de mayo de 2010

Ayer pasé la mañana junto a mi apoderado, Manolo Chopera. Todavía no conocía la finca que tengo en Olivenza y me lo llevé para enseñarle la casa y la puntita de vacas que he comprado a Núñez del Cuvillo…

Ayer pasé la mañana junto a mi apoderado, Manolo Chopera. Todavía no conocía la finca que tengo en Olivenza y me lo llevé hasta allí para enseñarle la casa y la puntita de vacas que he comprado a Núñez del Cuvillo. La ganadería es algo que siempre me ha gustado, desde chico he soñado con ser ganadero para poder plasmar mi filosofía y mis ideas en los animales y experimentar lo poquito que me ha dado tiempo a aprender de todos los amigos ganaderos que tengo.

De momento, con esas cien vacas de procedencia Cuvillo voy a ir haciendo mis pinitos… En la finca además tengo varios perros, caballos para andar con el ganado y unas treinta vacas mansas de carne. Los animales se mantienen fenomenales porque el suelo es muy bueno y los pastos son de calidad. Allí me refugio cuando lo necesito y también me entretengo. Me sirve para no perder contacto con el animal, seguir admirándole y conociéndole. Tengo que reconocer que el campo, a medida que han ido pasando los inviernos, me ha ido enamorando cada vez más.

Compré la finca como inversión y ahora la tengo más bien como forma de vida. Es un lugar que me ha cautivado. Adoro pasar los días solos en la finca, pensar, salir con un caballo o con el coche y pararme en mitad de las vacas y verlas comer. Me gusta mucho, me da tranquilidad. Parece que en ese momento haya un paréntesis alrededor de mi cuerpo. Por la tarde, después de comer un revuelto buenísimo de camino a Cádiz, fuimos a lo de Cuvillo, donde maté dos toros y tenté tres becerras que salieron extraordinarias. Disfruté mucho con los animales, volví a matar los toros bien y el entrenamiento me sirvió porque al soplar fuerte el viento de Levante aproveché para ensayar esa compensación de fuerzas tan necesaria a la hora de poder tanto al viento como al toro. Por la noche cené un pescado junto a mi apoderado y mi cuadrilla en Medina Sidonia.

Algún día os hablaré de la alimentación de los toreros porque no tiene desperdicio. Es súper caótica. En mi caso, igual un día ceno fuerte que otro paro en una gasolinera y la destrozo comiendo guarrerías, chucherías y esas cosas… pero esa es otra historia…

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