Con tres cuartos de plaza se celebró la decimoctava corrida de la Feria de San Isidro. Se lidiaron seis toros de Victorino Martín, de excelente presentación y de juego desigual, destacando Playito y Cordonito, lidiados en tercer y sexto lugar. Actuaron mano a mano Antonio Bienvenida y Andrés Vázquez, cortando ambos una oreja. La corrida se llevó la mayor parte de los premios de la feria.
Según relata María de la Hiz en su libro Bienvenida, dinastía torera: “En torno a los toros de Victorino Martín se ha creado una leyenda de fuerza y trapío, y el crítico de Pueblo, Alfonso Navalón, torista y peleón, hace que venga a San Isidro una corrida del ganadero de Galapagar, pregonando su empuje y si hay toreros para ella. Antonio, en uno de sus gestos de torero antiguo, llama al crítico y le dice que está dispuesto a torearla. Así llega el día 28, con los terroríficos victorinos, cuyas cabezas habían llamado la atención en la Venta del Batán. Antonio da su tarde torera y madrileña, destacando su primorosa faena al toro que abre plaza y el maravilloso quite por delantales al que cierra plaza. Son esas tardes de Antonio Bienvenida en las que el público clama gritos de ¡torero! ¡torero!, y no se olvidan nunca”.
Por su parte, Victorino Martín en su libro Victorino por Victorino, destaca de dicha corrida: “Playito, un cinqueño marcado con el número 76 fue el toro del debut, al que Antonio Bienvenida le cortó una oreja. Destacar de la corrida el sexto toro, de nombre Cordonito, marcado con el número 30, que tras tomar tres excelentes puyazos, Antonio Bienvenida le recetó un quite por delantales rematado con la media que puso a la plaza en pie, mientras que el maestro salía andando y sonriendo de la suerte con el capote agarrado de una punta y arrastrándolo a su espalda. Este toro le tocaba en turno a Andrés Vázquez, que con mucho carácter le brindó el toro a Bienvenida felicitándolo por el quite, pero diciéndole que le iba a cortar las orejas. Mucho pundonor en el de Villalpando que le consiguió cortar una oreja”.
La prensa fue unánime con la gran actuación de Antonio Bienvenida, el veterano diestro con cincuenta años cumplidos. Según la crónica de la Hoja del Lunes: “Embutido en un torerísimo y flamante terno rojo y oro quiso demostrar que la veteranía, unida al arte y la maestría, representan muchos grados… y salió a la plaza para demostrar que mientras aliente y tenga fuerzas para sujetar un trebejo de torear, su arte, su gracia y su sabiduría, serán tan eternos e inamovibles como inconmovible y eterna es nuestra devoción por él”.
Navalón comentó para el diario Pueblo: “Queda ese perfume de torero diferente, rectoral y justo”. Carlos de Rojas, para Informaciones: “Antonio Bienvenida aprovechó la ocasión para dejar bien sentado cómo se pasa un torero el toro por la faja sin, por eso, mancharse de sangre la taleguilla”.
Vicente Zabala, en Nuevo Diario, escribió: “Lidió a sus tres toros impecablemente. Recuperó su capitanía indiscutible e indiscutida en el ruedo… Antonio firmó la paz con el público de Madrid. Había sido una ruptura de enamorados”.
Sirvan estas líneas para rendir un pequeño homenaje a una gran figura del toreo como fue Antonio Bienvenida, en el año en el que se celebra el centenario de su nacimiento.
