Terminada la Feria de La Virgen de Los Llanos de Albacete, la más importante del mes de septiembre durante muchos años, tanto por el trapío del toro que enella se lidiaba como por el nivel de exigencia de su público, es el momento de realizar un análisis sobre la última edición. El ciclo albaceteño ha arrojado momentos extraordinarios de algunos de los toreros actuantes y también varios toros bravos, encastados y con trapío -menos de los que uno desearía-, entre los que destacó uno de Montalvo de enorme calidad, bravura y duración con el que dio su medida más alta el francés Castellá. Una faena de Manzanares a un toro de Núñez del Cuvillo ha quedado para el recuerdo, en competencia con otra de Talavante a un buen “toro”-dejémoslo así- de Garcigrande. Rubén Pinar reventó la feria con la corrida de Alcurrucen primero y la volvió a incendiar al final con dos toros de Daniel Ruiz, que por cierto lidio la corrida más completa de la feria. Seis orejas reputaron al de Tobarra como máximo triunfador del serial.
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