BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS

Buen nivel en la corrida concurso de ganaderías

José Luis Benlloch
jueves 13 de octubre de 2022
El toro de Torrealta y un generoso Román, lo más destacado de la tarde; el valenciano se mostró sereno y valiente toda la tarde; Lorenzo se quedó con la miel en los labios y Fonseca tuvo que ser más novillero

Buen nivel en la corrida concurso de ganaderías que cerraba temporada en Valencia. Hubo buen ambiente en los tendidos, nadie se impacientó con los tempos que exige una corrida de este planteamiento; hubo toros bravos, alguno de ellos de nota alta y muy completo, como el primero, un colorado de Torrealta, que a la postre sería el triunfador de la tarde; hubo otro de espectacular comportamiento en varas como el cuarto, de Pedraza de Yeltes, que acabaría apagándose en el último tercio, es lo que suele pasar cuando se apuran muchos los toros en el primer tercio; y hubo un tercero que iba para nota alta, el quinto, de La Palmosilla, al que midieron más en el caballo, dos puyazos a petición del matador que decidió en aquel momento saltarse el guion del festejo y pidió el cambio, pero acabó desgraciándose en una voltereta y hubo que apuntillarlo mediada la faena de Lorenzo, cuando ya había dado muestras sobradas de su gran clase.

Hubo magníficos picadores, como Santiago Morales, que se llevó el premio destinado al que mejor hiciese la tantas veces controvertida suerte de varas, y como Puchano, que toreó magníficamente a caballo, hizo la suerte con categoría pero tuvo el infortunio de que la puya le cayese baja y el matiz le apartó del premio final; otro nombre propio de la tarde fue Rafael González, de la cuadrilla de Román, excelso capotero, siempre bien colocado que a la templanza de sus telas añadió colocación y orden en su lidia además de banderillear al cuarto con estilo, todo lo cual hizo que acabase llevándose el premio al mejor lidiador.

Y hubo otro nombre propio, Román, que más allá de cortar la única oreja que se concedió en la tarde, pudo cortar otra del quinto y se mostró más ordenado que en tardes anteriores, se le aprecia mejoría además de interpretar como no lo hicieron sus compañeros el espíritu de la corrida concurso, colocando los toros lejos del caballo para que luciesen, dejando que les pegasen el tercer puyazo aunque en ello se jugase la condición del toro para el último tercio, generosidad y criterio de aficionado se llama la postura del valenciano.

El toro premiado, Planeador de nombre, colorado de capa, con 490 kilos, no necesitó de más romana para que le aplaudiesen de salida, tomó tres puyazos, el tercero prácticamente desde los medios, en todos acudió pronto y alegre y además recargó, romaneó decían en otro tiempo; en la última entrada el piquero, Morales, utilizó una vara de tientas, menos agresiva que las reglamentarias para preservarle las fuerzas para el último tercio en el que mantuvo un comportamiento bravo, pronto a la hora de atender los cites, exigente pero también noble, su muerte resistiéndose hasta el último aliento, fue de bravo.

El toro de Adolfo Martín, de la acreditada familia de los Mulillero, uno de los atractivos de la tarde, no fue malo, ni defraudó, pero se topó con las expectativas que siempre genera esta divisa (es una pelea contra su propio prestigio) y pasó desapercibido. Fue noble en el último tercio, respondió cuando le exigieron, pero el matador en este caso el inexperto Fonseca, tardó en ponerse de verdad. El de Alcurrucén se paró en exceso; el de Pedraza, que tuvo nobleza, ya queda dicho que se gastó mucho en el caballo; el de La Palmosilla se frustró con la voltereta y el de El Tajo, un ejemplar serio a más no poder, tuvo escasa raza y se defendió en exceso. El conjunto de los toros, aceptada la desigualdad lógica de los tipos, teniendo en cuenta que eran de ganaderías diferentes, tuvieron una buena presentación, con algún ejemplar como ese sexto, de El Tajo, de imponente arboladura.

Román estuvo muy dispuesto en los dos, su primera faena tuvo argumento y pasajes de interés, acertó en los tiempos que le dio al toro tras la exigente pelea en varas y lo mató de una buena estocada. En su segundo mantuvo el nivel y sobre la izquierda le pulseó naturales de categoría y cuando tenía la puerta grande abierta, falló con el descabello.

Álvaro Lorenzo se topó y se empeñó con el muy parado toro de Alcurrucén y el público tuvo que pedirle que no insistiese más y cuando estaba cuajando al de La Palmosilla llegó el percance, el toro ser desplomó y torero y público nos quedamos con la miel en los labios. El mejicano Isaac Fonseca fue todo voluntad. Su mejor momento llegó cuando paró al de Adolfo pero con la pañosa tardó en convencerse y cuando lo hizo en el tramo final sacó lo mejor del toro y de él y ante el aparatoso sexto puso toda la disposición del mundo pero no encontró colaboración. Para dar el salto tiene que ser más novillero, permitan la ironía, de lo que fue esta tarde.

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