Canorea persiste en el error

La empresa sevillana, con lamentable falta de visión empresarial, ha dejado en el olvido a varios toreros interesantes. Valgan como ejemplo, un magnífico Finito, un gran Curro Díaz y un Juan Mora a quienes ha despreciado olímpicamente. ¡Vaya cartelazo para los que entendemos el toreo como un arte!…

Un Finito de Córdoba en figura indiscutible, y un Curro Díaz en estado de gracia, han demostrado este domingo 9 de marzo en Blanca de Abarán (Murcia), frente a sendos novillos de Fuente Ymbro, la incapacidad de la empresa Pagés (Canorea-Valencia) para confeccionar una feria tan emblemática como la de Sevilla. Una Feria de esa importancia no pueda estar sujeta a los cólicos adrenalinicos de alguien que carece de las condiciones mínimas para administrar La Maestranza sevillana.

No seré yo quien diga que sobra ningún torero de los que figuran en los carteles perpetrados por Canorea. Tengo demasiado respeto a los hombres que se visten de luces como para pensar una cosa así. Lo que sí digo es que los carteles de este año podrían estar mejor combinados y compensados para no dar la impresión de que se han espolvoreado los nombres sobre el cartel caigan como caigan, y a quien Dios se la dé San Pedro se la bendiga. Los carteles se han hecho sin tener en cuenta ni el momento ni las condiciones de cada uno de los toreros, en un “tótum revolútum” que puede alejar a los aficionados de las taquillas.

Para más “inri”, la empresa sevillana, con lamentable falta de visión empresarial, ha dejado en el olvido a varios toreros interesantes. Valgan como ejemplo, un magnífico Finito, un gran Curro Díaz y un Juan Mora a quienes ha despreciado olímpicamente. ¡Vaya cartelazo para los que entendemos el toreo como un arte! ¡Y en Sevilla, en abril y en La Maestranza! Para entender un cartel así hay que tener algo de lo que carece la actual empresa Pagés: SENSIBILIDAD. Claro que para aprovechar la ocasión que le brindó el G.5, pintiparada para hacer algo imaginativo con los carteles del ciclo abrileño, a la empresa en cuestión, como mínimo le tendrían que gustar los toros y sentir algún respeto por La Maestranza de Sevilla y por los aficionados de la capital del Betis y los visitantes de toda España que viajan a Sevilla en primavera, para los que los toros son uno de los principales atractivos.

Pero a lo que íbamos: Finito, magisterio y poderío, y Curro Díaz, arte puro de ese que sale de las entrañas y alegra el alma, han demostrado en Blanca que merecían estar en Sevilla y que de haberlos tratado la empresa Pagés con justicia e inteligencia, al menos un día puede que el público no echara de menos a las figuras que han boicoteado –comienzo a pensar que con toda razón- a Canorea y sus extravagancias. Claro que en esta vida todo se paga. Las telarañas en las taquillas puede ser el precio de tanta tozudez e incompetencia.

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