La Revolera

Carne Trémula

Paco Mora
jueves 14 de julio de 2011

La de El Pilar resultó una antología de la mansedumbre bovina. Descastada, inmóvil y aburrida, fue la prueba del nueve de la realidad actual de nuestra cabaña brava…

La de El Pilar resultó una antología de la mansedumbre bovina. Descastada, inmóvil y aburrida, fue la prueba del nueve de la realidad actual de nuestra cabaña brava. De la que se salvan no más de tres o cuatro ganaderías que todavía, de vez en cuando, nos levantan el ánimo como el pasado lunes la de Fuente Ymbro. Esto de la cría del toro de lidia es un misterio que si alguien fuera capaz de desvelar se hacía el dueño del Fondo Monetario Internacional, porque lo de El Pilar ha funcionado varios años con un nivel medio muy interesante en cuanto a bravura, casta y movilidad. De ahí que José Tomás lo haya escogido para su reaparición en la Feria de Julio de Valencia, aunque, después del petardo de Pamplona, el 23 de este mes en la capital del Turia presenta dos enigmas: uno, cómo estará de ánimo el de Galapagar y otro, qué resultado dará el encierro de El Pilar.

El Cid pechó con dos mansos de libro, de los cuales el primero le sorprendió y le pudo dar un disgusto serio y el segundo, que hizo quinto debido a que El Fandi tuvo que ocupar su puesto en el cuarto de la tarde por estar el de Salteras en la enfermería, se reveló como un auténtico “calientabraguetas”, pues era un toraco con más de seiscientos kilos que al principio parecía que se iba comer el mundo y al final se comió un “jano”, pues se desfondó a los cuatro pases, quedándose como un toro de piedra de Guisando. Y con ese material ni El Cid ni Robin de los Bosques.

El Fandi sólo pudo brillar en banderillas y algo con la capa pero a la hora de la muleta vuelta y vuelta y el muerto al hoyo y el vivo al bollo. No había con qué. Daniel Luque, luchó como corresponde a su edad y situación en el escalafón pero sin el aprovechamiento que merecía por su voluntad y buen aire. Bien podría decir, como el rey de la Armada Invencible: “Yo no he ido a Pamplona a luchar contra los elementos”. Y los elementos fueron los mansos, verdadera “carne trémula”, de El Pilar…

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