Sebastián Castella bordó un faenón al manso cuarto de Toros de Cortés, que rompió a embestir en la muleta. Rugía Madrid en el comienzo del trasteo, tras imponerse genuflexo el francés, demostrando el toro que pese a su mansedumbre tenía transmisión en su humillada embestida. Al torear en redondo se lo enroscó con una ligazón hipnótica, enloqueciendo Madrid con la sorpresa.
Pero al abusar en el remate triple de una tanda pasó un momento de apuro. Perdió el equilibrio Castella y su cara cayó sobre la testuz del astado, que al revolverse, le dio un golpe o un pitonazo en el labio, quedando su rostro a milímetros del pitón. Se libró de milagro Castella, no pasó a mayores el percance, y el francés cuajó una de las faenas de su temporada. Lástima que la espada no entrara. Tenía en la mano la puerta grande. Madrid le reconoció la gran obra pidiéndole que diera la vuelta al ruedo.
FOTOGRAFÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
