Atrás quedan esos años en los que era puro nervio. Como el propio torero afirma, “era un bala perdida”. Ahora, su sosiego y tranquilidad los refleja en el ruedo; aunque en algunas ferias no haya podido demostrarlo este año, como fue en Valencia. Esa ausencia dolió. Por lo allí logrado y lo a gusto que acude cada año. Pero consiguió superarlo y apartar las tinieblas para buscar luz en otros escenarios. Para demostrar el nivel que es capaz de enseñar aunque no tenga oponentes. Torero joven, lo sigue siendo, pero con la experiencia que dan casi diez años de matador de toros y muchas vivencias personales, quizá demasiadas. Así, desde la madurez, Daniel Luque.
– “Me disguta que los triunfos no se respeten, pero para ser figura hay que pasar por todo esto y estoy capacitado para salir adelante”
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