Uno se pregunta: ¿Por qué no está Curro Díaz en los carteles de la Maestranza de principio de temporada que son, o deberían ser, el reconocimiento de los méritos adquiridos en las temporadas anteriores? Ya sé que no me van a contestar y si alguien lo hiciera, dejándose llevar por las ínfulas que da el bastón de mando, la respuesta sería algo parecido a un “porque a nosotros no nos da la gana, que para eso somos los empresarios”.
Pues muy bien, si ellos se creen con derecho a que no se coloque donde le corresponde por méritos propios, un torero que como Curro lleva muchos años demostrando su calidad y su espíritu de lucha, con su pan se lo coman pero que no se quejen luego de que los que pueden exigir los expriman como un limón y exijan caché, toros, días y compañeros de cartel. San joderse tenía un pito… Y si con sus a veces extravagantes carteles no va la gente, y las taquillas chorrean ruina pues: “Castigo de Dios, por la crucecita que llevas a cuesta María de la O”.
La Feria de Abril que debería ser la plataforma de lanzamiento de los toreros andaluces, ha sido siempre my ratera con Curro Díaz, que en la Maestranza ha tenido éxitos serios y rotundos que no le han servido para mucho, éxitos que incluso han resultado nulos como argumento para volver a la Plaza del Baratillo, pese a que le han servido para subir a Bilbao y a otras ferias del Norte. Mientras tanto, paniaguados que no merecerían torear más allá de Pelacuclillos, repiten un año tras otro en el feudo de don Ramón, aburriendo hasta a las ovejas, el Curro de Linares, torero cuajado, serio y de gran profundidad artística, cada año tiene que pasar el calvario de ver cómo se le ningunea en la plaza que debería estar abierta de par en par para él, por su historial y calidad indiscutible. Y si va de paisanaje, también por andaluz de solera.
