Lo he pasado en grande viendo torear a mi cuadrilla y montando a "Luquecina", mi nueva yegua de picar. Va para figura…
Llevo unos días que no paro. Y eso me encanta. Si ayer estuve de nuevo en lo de Juan Pedro, donde volví a torear seis becerras y maté un toro, hoy he ido por la mañana a lo de Los Recitales y por la tarde he estado en casa de mi amigo el ganadero sevillano Juan Arenas. En Los Recitales he disfrutado mucho. He tentado tres vacas y he lidiado un toro que, como las hembras, se ha dejado mucho. Por la tarde también he matado un toro y he vuelto a encerrarme con seis becerras. Estos días estoy cogiendo un fondo enorme y, aparte del sitio, ensayo todo tipo de suertes que luego me vendrán bien en la plaza.
Por otro lado, lo he pasado en grande viendo torear a la gente de mi cuadrilla. El único que no ha querido salir ha sido Antonio Punta, pero Mariano de la Viña y mi tercero, Jaime Padilla, han hecho un par de quites muy buenos. Han conseguido picarme y todo… El que no va para figura es mi mozo de espadas. ¡Hay que ver qué malo es! Ha pegado uno por allí, otro por allá y cuando iba a dar el tercero ha salido corriendo hacia el burladero y casi se mata. ¡Esos momentos no tienen precio! No era la primera vez que toreaba, pero mira que le cuesta coger el sitio…
Además, ando estas fechas ilusionado viendo como entre todos, con la ayuda de mis picadores, Benito Quinta y Rafael Campos “Carioca”, estamos poniendo a punto a la yegua de picar que compré hace un par de meses para no andar buscando caballos cada día que voy a torear al campo. Es castaña, apenas tiene cuatro o cinco años pero la estamos metiendo en la canasta y convirtiendo en toda una figura. Hoy ha estado fenomenal con las vacas y los toros. Vive en mi pueblo, Gerena, en la finca de un amigo mío y, por cierto, se llama “Luquecina”. No podía ser de otra manera…
