A escasos días del arranque taurino en Algeciras, hablamos con David Galván, un torero para el que el coso de Las Palomas es un talismán desde el inicio de su carrera. Triunfador de la feria en tres ediciones consecutivas (2015, 2016 y 2017), ha firmado en esta plaza faenas con sello propio, la última la pasada temporada. El gaditano se sincera sobre el vínculo que mantiene con esta tierra, en la que además reside en la actualidad.
-¿Cómo se encuentra a escasos días de su vuelta a una plaza especial en su carrera?
-Muy ilusionado pero un poco nervioso porque para mí Algeciras siempre supone un punto de inflexión importante en mis temporadas, pero con mucha motivación.
-Tras los éxitos cosechados durante la pasada campaña, entre ellos su participación en la Copa Chenel y sus salidas a hombros con sendas corridas de Miura o su encerrona en San Fernando, arranca 2022 y es en cierta medida un volver a empezar, ¿cómo ha vivido este primer semestre de año?
-He vivido experiencias de muchos tipos en esta profesión y maduras de tal modo que te permite llevar todas estas situaciones con calma, disciplina y sabiendo que siempre hay que mirar a largo plazo. Hay que dar todo hoy pero las vistas deben estar puestas en el largo plazo. 2022 ha sido la mejor temporada de mi trayectoria y me permitió colocarme en buena posición en cuanto a crédito de cara a la presente temporada. El invierno sirvió para llevar una preparación fuerte tanto física como mental, con tentaderos fuertes también. Me presento en México D.F. el domingo de Ramos donde salieron bonitas las cosas, luego el Domingo de Resurrección en Francia, mi vuelta a Perú… tener un inicio de temporada con tanta variedad, en fechas señaladas, es muy motivador. Pero es cierto que hay que tener en cuenta el día a día, tarde a tarde o toro a toro. Mantengo la calma de saber cuál es el objetivo a largo plazo, pero paso a paso. Ello me hace prepararme siempre al máximo nivel. Me gusta sentir la presión para dar todo, sentir la expectativa del público que espera algo de mí.
-En Algeciras está anunciado en una corrida concurso. Lidia los toros de Torrestrella y Lagunajanda.
-En una corrida concurso está todo muy abierto, cada ganadería es diferente, su forma de embestir, creo que hay que ir a ver qué plantea el toro, son hierros de primera categoría, pero hay que esperar su comportamiento y estar a la altura.
-Entre Algeciras y usted hay una comunión especial, ¿qué sensaciones le va dejando esto con el paso del tiempo? ¿Con qué momento se quedaría de los vividos en esta plaza?
-Sin lugar a dudas Algeciras y yo hemos tenido una simbiosis perfecta desde el primer día. He vivido muchas cosas bonitas e intensas en este ruedo. Además de la faena del año pasado, la del rabo en 2016 fue muy emocionante. Hubo un detalle en el que se me saltaron las lágrimas del mismo éxtasis, di un derechazo, me cambié para el pase de pecho que fue larguísimo y saliendo de la cara del toro se me saltó una lágrima. Nunca había vivido algo así. Fue una lágrima de fatiga, como dicen los flamencos, se canta bien cuando se canta con fatiga, en el toreo igual, cuando tienes una necesidad de sacar todo lo que llevas dentro toreando, es la vía para exteriorizar ese sentimiento. En aquella ocasión salió, la gente lo percibió y yo lo sentí.
-En cuanto al triunfo, el éxito, ¿qué significan? ¿en qué lo traduce?
-Son dos palabras muy extremistas, muy viscerales. Como dice el poema, depende del color con el que se mire. Siempre depende del punto de vista donde tú enfoques. Si enfocas el triunfo como la vía de la vanidad, te quedarás estancado, si lo ves como una vía de seguir alimentándote y seguir escalando con la humildad de base, será la consecuencia de tu trabajo. El fracaso es lo mismo, si lo tomas como algo de lamento estás perdido, te estancas, si lo tomas como coger el toro por los cuernos, reinventarte, será la motivación para conseguir el triunfo. Al final el blanco y el negro dependen de cómo les dé la luz.
“Si enfocas el triunfo como la vía de la vanidad, te quedarás estancado, si lo ves como una vía de seguir alimentándote y seguir escalando con la humildad de base, será la consecuencia de tu trabajo”
-¿En qué momento siente más presión o más miedos?
-En el previo de la corrida sientes mucha presión, sobre todo antes de vestirte. Según transcurre la tarde ya te metes y no te da tiempo a pensarlo, ya depende de cómo vaya la tarde, normalmente si va bien vas cómodo, pero si no van saliendo las cosas, te hace sentirte mucho más presionado por cambiar ese devenir.
-¿Hay que ser distinto para ser torero?
-Por supuesto. Tienes que tener personalidad para marcar diferencias. Todos llevamos dentro nuestra personalidad y hay quienes pueden expresarla mediante su vocación, como mi caso el toreo, y la personalidad es lo que cotiza. Hay que estar convencido de que esa personalidad tuya es única, distinta y la expresas con naturalidad.
-¿Qué le falta a su carrera?
-Creo que me queda todo por vivir. No creo que me falte nada concreto, tengo expectativas altas y los instrumentos para realizarlo, me tengo a mí mismo, un entorno bonito, un equipo de personas que me ayudan e ilusionan. Esas expectativas que hablábamos al inicio me llenan de ilusión, y gracias a ello tengo la vitamina suficiente para llegar. Me retroalimento de las emociones que creo en la gente y que percibo.
-¿Qué recuerdo tiene como espectador desde el tendido?
-Mi infancia es singular, hasta los siete años viví en Canarias y recuerdo de pequeño una corrida de Victorino en la televisión y recuerdo un plano que enfocaba perfectamente la mirada del toro y eso me emocionó aun siendo por televisión. No fue una faena, pero es el primer recuerdo que se me viene.
