David Galván es un torero con cualidades innatas para triunfar. Este año pasado cumplió una década en el escalafón superior. Hablamos con él de su concepto, de su temporada y de cómo resiste un torero ante la falta de oportunidades. El de San Fernando ha labrado un año corrida a corrida, ha triunfado y ha conseguido situarse en la línea de salida para estar en los grandes escenarios. 2023 debe ser su año, el de su consolidación. Galván tiene claro que a través de la fidelidad a su concepto puede alcanzar cotas altas en el toreo.
-Acaba de cumplir diez años de alternativa y seguramente sea una de las temporadas más importantes de su carrera. ¿Qué balance hace?
-Sí, sin duda, a nivel personal y profesional ha sido la temporada más importante de mi carrera hasta la fecha. La marca ha sido la personalidad, siempre he sido fiel a mi concepto, por supuesto también la regularidad del triunfo, que es lo que marca la capacidad y el fondo de un torero. Con más inri este año esa regularidad viene marcada por estar en escenarios de todo tipo y con ganaderías diferentes. He toreado corridas de Miura, Albaserrada, Atanasio, Murube, Pablo Romero y también de Juan Pedro Domecq, Fuente Ymbro, Luis Algarra… creo que ha habido una diversidad importante, me ha dado mucha moral y pienso que mis credenciales como torero han subido para el aficionado. El inicio de temporada no se antojaba nada fácil y se ha ido labrando tarde a tarde, toro a toro. Ha sido una presión añadida esa situación, después de una corrida no tenía la siguiente pero ahora que ya ha terminado y miro hacia atrás, me siento muy orgulloso de ese proceso.
“Justo en el parón de la pandemia fue cuando el compromiso y la vocación se puso más en evidencia, es cuando más claro he tenido que quería ser torero”
-Fue de los toreros que mas notó el parón de la pandemia, ¿cómo lo afrontó?
-Lo afronté como un punto de inflexión muy importante, y no es un tópico, es la realidad. Justo en el parón fue donde el compromiso y la vocación se puso más en evidencia, es cuando más claro he tenido que quería ser torero. Me tenía a mí mismo y sabía que no tenía nada más, supe que si hacía los deberes, si entrenaba y me preparaba, podría después conseguirlo o no, pero tuve claro que si no lo hacía estaba firmando el cheque de mi retirada. Decidí centrarme en el día a día, vivía en un piso pequeño, entrenaba en un garaje pequeño y en cuesta, hice lo que pude y a la larga me he alegrado porque eso me ha servido, fue un tiempo donde se fraguó lo que ha pasado esta temporada.
– ¿Qué ha supuesto para usted la Copa Chenel?
-El lanzamiento, esa es la palabra. A partir de la corrida del 26 de marzo en Alalpardo salí lanzado hacia otras dos tardes, la de Zaragoza y otra en Francia, triunfar ahí me abrió las puertas de muchos sitios. Creo que en esa tarde se puso muy en evidencia la preparación, que los deberes estaban hechos, si no no hubiera podido aguantar una tarde con tanta exigencia física y mental. Después de la cornada que llevaba, todas la voces me decían que el sobrero era de Escolar, que todo lo que tenía que hacer ya estaba hecho y que me fuera para adentro para operarme, sentí el impulso de la vocación, debía tirar para adelante por que era clave en mi temporada. No tenía nada que perder, me lo jugaba todo, afiancé los talones al piso y me la jugué, al final cortar las dos orejas a ese toro supuso un lanzamiento importante.
-La tarde más especial.. ¿la encerrona en San Fernando?
-Ha sido una tarde muy especial, con muchas connotaciones. Mi tauromaquia se desplegó por completo con seis toros de diferente condición, además se administraron muy bien los tiempos y hubo variedad. Al ser televisada tuvo mucha más repercusión, llegó incluso a América y me abrió las puertas para ir allí a cuatro países. Fue una tarde de muchas emociones, no puedo expresar con palabras lo que sentí, fue de los puntos álgidos de la temporada y fue la muestra de lo que soy y lo que se atisba de lo que puedo seguir siendo, el techo está muy lejos.
–Ha sido una temporada donde se ha cruzado con Miura por primera vez en su carrera, además saldó la tarde con éxito ¿qué ha supuesto enfrentarse a este hierro mítico?
-Sobre todo una motivación tremenda el superar con éxito la tarde. Me hizo mucha ilusión la llamada, fue en el viaje de vuelta de Alalpardo, me llamó Curro Duarte, el empresario de La Línea, y me propuso la idea. Estuvo gracioso porque me lo propuso apurado, él es torero y me dijo que igual con mi concepto artístico era más difícil acoplarme pero al revés, a mí me hizo mucha ilusión tener en mi currículum el hierro mítico de Miura y no lo pensé dos veces. Es cierto que cuando se acercaba la fecha sentía el peso de la responsabilidad y el compromiso, no fue fácil gestionar esas emociones. Una vez solventada la tarde sentí que crecí mucho y lo noté en especial luego en Sanlúcar, donde toreé la Magallánica que fue de Miura también y la afronté de otra manera, con más poso y madurez para enfrentarme a ese hierro. También fue un éxito y pude torear todavía más artístico que en La Línea.
“Desde el primer momento, incluso en la inactividad, he sido fiel a mi personalidad, no voy a ser un torero distinto al que anhelo ser, y esta temporada se ha puesto en evidencia”
-Los aficionados le han visto más maduro y asentado que en otras temporadas, ¿cómo ve su concepto actual? ¿ha cambiado algo en estos diez años?
-Una de las cosas que intenté desde el primer momento, incluso en la inactividad de la pandemia, fue ser fiel a mi personalidad, no iba a ser un torero distinto al que anhelo ser, y esta temporada se ha puesto en evidencia. Esta temporada he podido torear diferentes tipos de toros, con encastes y comportamientos distintos pero en todo momento mi mayor triunfo este año no ha sido el resultado, para mí ha sido la forma. Al margen del toro que tenía delante siempre he sido fiel a mi personalidad, he sido David Galván, y eso es lo que quiero ser. Aspiro a eso, a ser un torero con personalidad, con sello propio. Creo que un artista debe tener un sello identificador, eso es lo que cotiza realmente, amoldarte a las embestidas de un animal es el compromiso que tenemos como toreros pero siempre dentro de una identidad. Ese ha sido mi mayor triunfo, no el resultado sino la forma de conseguirlo.
-La próxima temporada tiene que ser de consolidación, de recoger lo sembrado, ¿veremos a Galván en los grandes escenarios?
-Espero que sí, lo ambiciono y lo ansío. Como dice hay que sembrar para recoger pero el sembrar no es solo lo que ya ha pasado, también es el día a día. También digo que a día de hoy no sé cómo será la siguiente temporada, pero estoy seguro de que cada día pondré ese granito de arena para crear lo que quiero conseguir, tengo claro que voy a ser fiel a mí mismo. El resultado es necesario, sería un iluso si no lo creyera así pero soy consciente de que si desarrollo lo que yo soy capaz de hacer, el resultado lo voy a tener.
-El pasado año se quedó fuera de San Isidro, ¿le veremos este año en el ciclo continuado de Las Ventas?
-Espero que sí, creo que se han dado motivos para estar. Mi ambición está en eso, también sueño con estar en Sevilla, son citas donde mi deseo es estar presente, quiero desarrollar ahí lo que vengo fraguando cada día. Esta es una profesión de muchos matices y de un inconformismo total, pero siempre dentro de unas formas y una personalidad, el sello es el mío y que después sea el aficionado quien te ponga donde debes estar. Mi compromiso es total, yo ambiciono torear de salón como sueño, torear en el campo como toreo de salón y llegar a la plaza como consigo torear en el campo y como sueño, ese es mi día a día. Ojalá empiece a rodar ya la temporada porque tengo muchas ganas.
