(Foto: Arjona)El torero, de gris perla y plata, echó los hombros atrás, bajó los brazos con un garapullo en cada mano y andando a paso de maniobra hacia el toro le colocó un par en todo lo alto…
El torero, de gris perla y plata, echó los hombros atrás, bajó los brazos con un garapullo en cada mano y andando a paso de maniobra hacia el toro le colocó un par en todo lo alto levantando los brazos, como mandan los cánones, y saliendo de la suerte con autoridad y majeza. “Pelu” acababa de poner un par de banderillas “a la valenciana”, como hacia su padre, como hicieron Paco Honrubia y antes El Alpargatero, Alfredo David y otros, que Valencia siempre fue rica en toreros de plata. ¡Ah! Que no se me olvide. “Pelu” es como le llamamos los amigos a José Manuel Montoliu. La ovación fue de gala y desde el cielo, entre la rendija de dos nubes, al gran Manolo Montoliu se le escapó un sevillanísimo “bieeeeeennn…”
Curro Díaz anduvo toda la tarde muy centrado, dejando ver que a poco que un toro le ayude en una plaza importante se va a encaramar en el sitio que le corresponde por tesón, arte y torería. El quinto le echó las uñas y lo caló por la parte baja de una pierna, que es por donde los toros cogen a los toreros que torean bien. El Fandi, a lo suyo, al alboroto con los rehiletes que en eso es el rey. Mi tocayo, Mora, poco más pudo que estar en torero. No había material para más. ¿Qué no hablo de los toros? Hombre, se han dado cuenta. Es que siendo como han sido y de quienes eran no me apetece. ¿Para qué continuar machacando en la misma piedra?
