El titular de la semana ha sido Sevilla. Sevilla, su feria, el G10, las consecuencias, los caídos, no encuentro ningún ejército victorioso en ese rifirrafe guerracivilista que se ha montado, al contrario todos pierden/perdemos, es la palabra de uno contra la del otro y me agobia el tú más que retumba y se repite machacón en todas las declaraciones y hasta me angustia esa mangada -de manga, quede claro- mangada interminable en la que han embutido el discurso de los derechos de imagen. Y por si éramos pocos hasta surgió el nombre de José Tomás, otra guerra, otra polémica, como en la anterior nadie atiende a razones, nadie quiere oír y ya saben, no hay peor sordo… Yo diría que hay hartazgo general. Lo mejor de todo es que los carteles están en la calle. Lo peor es el agravio a los que están, que sí están aunque no lo parezca. Tampoco es bueno, yo diría que es una ruina, tanta pérdida de energía cuando tanto hay que defender -no crean que con el nuevo ministro ¡vaya descubrimiento! está todo resuelto- ni conviene malgastar el brillo de nombres tan brillantes en la plaza como los que protagonizan esas algaradas mediáticas. No pierdas en la calle lo que con tantos méritos has ganado en el ruedo debería ser la máxima que les dirigiese pero eso a estas alturas parece ya una quimera aplastada por el orgullo y sólo se escucha aquello de ¡Tú más! ¡Tú peor!
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De Sevilla al hartazgo
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