Fotos: JAVIER ARROYO
La vigésimo segunda de feria, de Las Ramblas, empezó con un serio toro al que le faltó cuello. Cuajado y abierto de cara. No se empleó de salida pese al intento de Morenito de Aranda, que quiso lucirse por verónicas. En el caballo se dejó picar sin demasiada entrega. Empezó a doblar las manos denotando escasez de fuerza. Morenito protagonizó un trasteo de voluntad y ciertos detalles. La falta de transmisión del toro le privó de llegar a los tendidos. La estocada quedó suelta y atravesada, teniendo que emplear el descabello. Silencio.
El negro bragado segundo enseñó las palas en su montada expresión. Más fino que su hermano, resultó suelto de salida. Juan del Álamo lo recibió con disposición y remató con dos buenas medias verónicas. En el caballo comenzó a descolgar. Destacó con las banderillas Mambrú. Arrancó la faena en los medios con un molinete de rodillas, al volverse hilvanó varios derechazos con mando. En la siguiente tanda, en la que el toro conservaba la movilidad, llegaron los mejores muletazos: ajuste, profundidad, verticalidad. Todas las tandas tuvieron algo distinto, una un afarolado, otra un martinete. Bajó la intensidad con la izquierda ya que el toro humillaba menos y comenzó a rajarse. Del Álamo trató de recuperar las cotas alcanzadas pero el toro no respondió en las bernadinas finales. La estocada no quedó bien colocada. Saludos.
El aparatoso tercero tuvo mucha leña. Se aplaudió su presentación impresionante. Cuajado por detrás. Tomás Campos lo recibió intercalando verónicas derecho con otras genuflexo para lograr que humillase. Apretó el toro viniéndose por dentro pero el extremeño se dio la vuelta con acierto para sacárselo hasta el tercio. Se empleó en el caballo. La faena de muleta estuvo marcada por el sello de verdad de Tomás Campos, que buscó la colocación en todo momento exponiendo muchísimo. El toro, tardo y falto de recorrido, le cogió por el glúteo una de las veces que repuso. Se escapó de milagro. Se cruzó muchísimo tratando de provocar la embestida. El final por manoletinas trajo un nuevo susto: metió el tremendo pitón dentro del chaleco, afortunadamente sin consecuencias. No acertó con los aceros. Saludos tras aviso.
El castaño que hizo cuarto fue otro toro serio pero con mejor hechura. Astifino desde la cepa. Se frenó en los capotes echando la cara arriba aunque empujó bien en el caballo. Su comportamiento resultó deslucido. Morenito de Aranda aguantó las miradas y la brusquedad del toro de Las Ramblas, que no rompió hacia delante en ningún momento. Se atascó con los aceros y fue silenciado.
El quinto portaba dos finísimas perchas. Tocado arriba. Quiso desde el principio Juan del Álamo, pero el toro no fue fácil de torear con el capote. Se empleó poco en el caballo y puso en serias dificultades a las cuadrillas en banderillas cortando mucho. El salmantino empezó la faena con una gran estampa antigua, agarrado a las tablas y con un pie sobre el estribo. El toro embistió a media altura sin entrega ni ritmo. Juan del Álamo se justificó con tanta voluntad como firmeza. Dejó una buena estocada. Saludos.
La disposición de Tomás Campos se estrelló con el enorme sexto, de 610 kilos. En ningún momento tuvo codicia. El extremeño se estrelló pese a que en los primeros compases de la faena de muleta tuvo movilidad. Cuando la perdió desarrolló mal estilo. Resolvió con los aceros. Silencio.
Madrid. Martes, 4 de junio de 2019. Toros de Las Ramblas. Corrida grande, seria y destartalada. De nulas opciones a excepción del segundo, con algo más de fondo. Morenito de Aranda, silencio en ambos; Juan del Álamo, saludos en su lote; y Tomás Campos, saludos tras aviso y silencio. Entrada: Media plaza.
