Despiertas, y al cielo le han salido ojeras de neón. O no es el cielo, sino un cuarto al que dicen UCI y se parece a una incubadora, sólo que no es para reforzar a los bebés nacidos antes de su hora, sino para recomponer los cuerpos adoloridos y quebrados de los heridos a destiempo. Te despiertas a arreones. Al principio crees que te cosieron al revés y la pierna está al lado del estómago, la cabeza junto al tobillo y en la nuca están todos los puntos de la herida. Voy a tragar y escupo playa o albero porque la lengua es pura arena y el paladar está lleno de nidos de vencejo de otros años.
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Desde la incubadora
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