SEVILLA

El Capea: “En mi casa no había ni agua corriente, el hambre fue el motor de mi primera afición”

Redacción APLAUSOS
miércoles 23 de noviembre de 2022
El maestro salmantino compartió con Los del Río una nueva edición de los Mano a mano de la Fundación Cajasol

Pedro Gutiérrez Moya “Niño de la Capea” y el dúo musical Los del Río protagonizaron una nueva edición de los Mano a Mano de la Fundación Cajasol, en concreto la número 65 de estos encuentros culturales que se celebran en Sevilla desde 2007.

La noche comenzó hablando de las virtudes taurinas y humanas del maestro al que José Enrique Moreno, moderador del acto, definió como un “auténtico orador del toreo. Podríamos haber llamado a este encuentro el toro y la amistad”, insistió el moderador para ubicar el verdadero nexo vital de los invitados. “Nuestra amistad es muy antigua, desde los tiempos del hotel Ercilla de Bilbao”, evocó Antonio Romero. 

Capea habló de la inspiración como punto de encuentro entre músicos y toreros: “Cuando surge ese chispazo en la plaza hay una explosión y con los músicos es lo mismo”, remachó el torero. En el terreno de las ilusiones, Capea habló de su reciente reaparición puntual en la plaza de Guijuelo: “Estaba soñando despierto y volví a mi juventud, con más ilusión que cuando debuté con caballos; mi vida ha sido el toreo y he tenido la oportunidad de sentirlo con 70 años…”. Se trataba de celebrar el 50º aniversario de su alternativa y pudo hacerlo toreando. En ese punto surgieron los miedos, las dudas…, “al principio sí estuve nervioso pero llegó un momento en el que me olvidé y comencé a ser feliz en el ruedo, orgulloso de estar en la plaza y ser capaz de transmitírselo a la gente; en ese momento sentí que tenía veinte años”.

“Nos hiciste pasar uno de los días más felices de nuestra vida”, exclamó Rafael. Antonio confesó que le habría gustado ser torero -presumía de parecido con Paco Camino- recordando sus tiempos de aficionado en La Corchuela: “Si no toreabas te venías cargado de higos chumbos”, bromeó antes de rememorar otros momentos más amargos en su larga relación con Pedro Capea, como aquel cornalón de Sevilla, pero también la gloria de los años mexicanos, ungido como sucesor de Camino de consentido de los aficionados de allá.

En ese punto surgió la pregunta recurrente: ¿se torea hoy mejor que nunca? “Se torea más bonito pero falta un poco de alma, de competencia, de ponerse de tú a tú”, sentenció Pedro Gutiérrez sin poder disimular cierta nostalgia. “Echo de menos el pellizco de antes, ahora todo es igual”, argumentó Rafael.

El Capea habló del “hambre” como motor de su primera afición. “En mi casa no había ni agua corriente y escogí ese camino pero acabé enamorándome de ese camino y del toro”, recordó el diestro de Salamanca ubicando los ejes de su vocación taurina. “En algunos momentos me he podido acercar a mi toreo ideal y eso es inigualable”. Moreno habló de la dureza de la crítica de la época. Capea le habló de sus inicios, de su afán por triunfar antes de evolucionar como torero en la yema de los 80 después de pasar por la metamorfosis de México: “Tuve dos etapas en mi vida, una en la que me sentí hombre y otra en la que sentí como torero sabiendo que había cumplido con mi obligación”.

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