TAL DÍA ESTA SEMANA… 21 DE FEBRERO DE 1999

El festival de la solidaridad de Bogotá, un recorrido por la historia del toreo

Alfonso Ávila
miércoles 21 de febrero de 2024
Palomo Linares, gran triunfador del festejo a beneficio de los damnificados del terremoto del eje cafetero

La plaza de toros Santamaría de Bogotá (Colombia) vivió momentos de gran emoción cuando desfilaron en el paseíllo, y vestidos en traje corto, diestros que fueron ídolos en esta plaza y que en esta tarde, a beneficio de los damnificados del terremoto que estremeció al eje cafetero, se aprestaron para colaborar en admirable gesto de solidaridad.

Antoñete levantó las primeras ovaciones cuando templó majestuoso por verónicas y una media, que fue un auténtico cartel. Con la muleta el maestro dictó una lección de toreo válida para cualquier década. Le dio al novillo la distancia exacta y le ofreció el pecho antes de invitarlo a seguir su muleta, para luego, con su figura asentada, alargar las embestidas hasta donde llegaban sus brazos. Faena con series sobre ambas manos, magníficas. Mató de pinchazo y estocada, y paseó una oreja.

En este festival, resultó como gran triunfador Palomo Linares, que volvía a Bogotá para defender el que siempre fue su feudo. Con el segundo novillo de la tarde reverdeció laureles y como en sus mejores tiempos hizo una exposición del bien torear. Recibió a su novillo con una larga cambiada, templando con armonía por verónicas que remató en el centro del ruedo con impecable media. Volvió a ponerse de rodillas con la muleta donde cuajó una superior faena sobre ambas manos que tuvo verdad, temple, entrega y sabiduría. Seguro con la espada, se alzó con las dos orejas y al final fue sacado en hombros de la plaza. Días después, decidió que la tarde de Bogotá sería la última en la que se ponía delante de un toro.

Dámaso González no tuvo suerte con su ejemplar que, manso, huía, pero él, goloso como en otros tiempos, le persiguió hasta lograr una meritoria faena. Falló al matar y dio una merecida vuelta al ruedo.

Roberto Domínguez, que esa tarde celebraba su cuarenta y seis cumpleaños, dejó constancia de su clásico estilo y cimentó su labor al templar por los dos pitones en prolongadas series ligadas, templadas y cargando la suerte. Toreó en redondo por la diestra, barriendo la arena y cuajó unos naturales lentísimos. Falló con la espada y dio una vuelta al ruedo.

Jorge Herrera se lució en un quite por gaoneras y escuchó ovaciones al fajarse en una faena en la que mostró que posee condiciones. Tanto con el capote como con la muleta, supo salir airoso. La espada se le negó y saludó desde el tercio.

César Rincón se encontró con un incómodo enemigo que hizo pelea de bravo, pero llegó imposible por el pitón derecho y con mucho genio. Lo toreó a base de naturales largos y suaves. Abrevió y fue ovacionado.

Eugenio de Mora buscó agradar, pero su oponente le fue esquivo, como que era el de menos posibilidades. Fue ovacionado.

Con tres cuartos de aforo en la plaza Santamaría de Bogotá, se lidiaron novillos de distintas ganaderías. Por orden de salida: Las Ventas del Espíritu Santo, Achury Viejo, Ernesto Gutiérrez, Ernesto Gutiérrez, Vistahermosa, Ernesto González y Garzón Hermanos. Antonio Chenel “Antoñete”, oreja; Palomo Linares, dos orejas; Dámaso González, vuelta al ruedo; Roberto Domínguez, vuelta al ruedo; Jorge Herrera, ovación con saludos; César Rincón, ovación con saludos; y Eugenio de Mora, ovación con saludos.

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando