Foto: ArjonaLa presencia de miuras en la Feria de Julio está cargada de argumentos interesantes. También de ilusiones. Se trata, es clave, de un intento, uno más, de rescatar las esencias de la centenaria cita taurina. Miuras y Fira es un maridaje que aúna leyenda y tradición bajo componentes tan básicos e imprescindibles en la tauromaquia como incertidumbre, emoción, gloria, miedos, cielos e infiernos que el milagro del toreo convierte, si los hados son favorables, en fiesta. Y a ello se consagra la nueva edición del Aula de Las Provincias, que se ha convocado para este lunes, a las 20:15 horas en los salones del ensolerado Ateneo Mercantil con entrada libre.
El acto contará con protagonistas destacados en la materia: el criador de los célebres toros, Antonio Miura, cuarta generación familiar al frente de la mítica ganadería, y Pepe Luis Segura, torero que sufrió en sus carnes la dureza de los pupilos de los señores de Zahariche y sobre todo apoderado, tarea en la que se convirtió sin duda en el hombre que más contratos firmó con los miuras.
El ganadero y Pepe Luis Segura descifrarán los secretos de la célebre ganadería sevillana
En unos tiempos en los que se comienza a tomar en cuenta la importancia de las tradiciones, Las Provincias ha querido poner en valor platos tan clásicos como la propia Fira de Juliol y los miuras, que fueron referencia en las mejores etapas del toreo en Valencia. La Fira no solo alcanzó dimensiones no conocidas hasta entonces y ayudó a rescatar la economía de la ciudad en lucha con la desertificación veraniega, sino que se convirtió en la cita en la que los hombres del campo valenciano se premiaban cada año los esfuerzos de su trabajo y lucían su estatus social; y en cuanto al protagonismo de los miuras, cabe asegurar que no había otro mayor por el temor y la admiración que despertaban, de tal manera que no se concebía una feria sin miuras. Joselito que mató en Valencia como único espada una corrida de ese hierro para cerrar la temporada de 1915 en la que hizo historia, la exigía cada año en feria; Granero alcanzó su mayor triunfo, en competencia con Belmonte nada menos, en la feria de 1921 con el toro de nombre Vizcaíno; Marcial, Ortega, Bienvenida o Félix Rodríguez la mataron en repetidas ferias y el gran Barrera hizo alarde de ser figura sin matarla nunca, algo inconcebible.
Eran tiempos de presencia obligada de la divisa en Valencia donde lidiaba la flor de la camada y solo mentar su nombre suponía un escalofrío entre los aficionados de la tierra. Trayectoria que continuó en los tiempos modernos. Dámaso se enfrentó a los miuras cinco ferias seguidas con resultados espectaculares, quince orejas nada menos y algún percance; Manzanares resurgió con un miureño en la feria de 1983, Esplá inmortalizó a Dadito… y así hasta nuestros días en los que tras un tiempo, ocho años nada menos, se vuelve a anunciar la divisa verde y grana en la feria de Julio, su feria, porque otra particularidad, sus triunfos siempre fueron en Julio, nunca les fue bien ningún desplazamiento, ni siquiera a las Fallas.
Incertidumbre, emoción, gloria, miedos, cielos e infiernos… son los miuras
Como representante de los hombres de oro, conocedor como nadie de los misterios y consecuencias de enfrentarse a ellos, ocupará plaza en la tribuna Pepe Luis Segura, que en su etapa de matador sufrió la listeza de un miura en Barcelona, cornada que frenó su trayectoria y ya retirado de los ruedos acompañó desde el burladero de apoderado a los principales especialistas actuales en la lidia de los miureños, la lidia de estos toros exige especialistas, como fueron José Antonio Campuzano, Ruiz Miguel, Tomás Campuzano, Nimeño, Óscar Higares, Manolo Sánchez, Manili y Padilla… entre otros. Motivos sobrados para que Pepe Luis haya sufrido y saboreado las singularidades de los míticos toros.
La miurada, que como es tradicional cerrará la feria, tendrá enfrente a tres valientes, Robleño, veterano maestro herido recientemente en Pamplona; el castellonense Paco Ramos que se prepara para la cita toreando en Perú hasta última hora; y el valenciano Jesús Chover, todo coraje a la búsqueda del triunfo que catapulte su carrera.
