TAL DÍA ESTA SEMANA... 7 DE ENERO DE 2007
Foto: Juan Ángel SainosFoto: Juan Ángel Sainos

El Pana y Rey Mago, una despedida que mudó en renacimiento

Alfonso Ávila
lunes 03 de enero de 2022
Fue hace quince años cuando Rodolfo Rodríguez "El Pana" cuajó al toro de Garfias en la Monumental Plaza México la tarde en que iba a despedirse de los ruedos; el torero de Apizaco bordó una tarde de ensueño que, lejos de ser una despedida, se convirtió en una resurrección

El domingo 7 de enero de 2007, la Monumental Plaza México atestiguaba uno de los carteles sobre el papel más modestos de aquella temporada en el coso capitalino. La despedida de los ruedos del veterano diestro Rodolfo Rodríguez “El Pana”, un torero que estaba prácticamente inactivo, compartiendo cartel con Rafael Rivera y el español Serafín Marín, que confirmaba la alternativa. Lo que no se sabía es la tarde iba a ser una de las más importantes de esa plaza en los últimos años.

La aparición en calesa de El Pana retrasó el festejo varios minutos. El Pana, vestido con un terno rosa y plata con cabos negros, inició el paseíllo de una manera muy particular, puro en boca, capote sin ceñir y el paso lento, levantando clamores entre el público. Con este paseíllo, el veterano diestro a sus 55 años se convertía en el matador de más edad en hacer el paseíllo en La Monumental. En su primer toro, en una lidia muy a la antigua, en la que hubo muletazos de bella factura, marró con los aceros y dio una aclamada vuelta al ruedo. Pero lo mejor estaba por llegar. Saltó a la arena el cuarto toro, Rey Mago, de la ganadería de Garfias, el toro de la despedida. Tras cumplir capote en mano, El Pana cogió los palos por aclamación popular y cuajó un buen tercio de banderillas tras el que paseó el anillo. Con la plaza siendo un clamor, El Pana se fue a los micrófonos de la televisión para hacer uno de los más originales brindis que se han realizado en la historia del toreo. Durante la faena de muleta, ante un astado de poca fuerza pero claro en su embestida, realizó un toreo reposado y muy sentido que hizo vibrar a los tendidos. Uno de los momentos álgidos fue a mitad de la faena, después de una larga tanda de derechazos, regaló un trincherazo que se quedaría grabado en la retina de los aficionados para siempre. Se tiró a matar recibiendo en dos ocasiones y tras un descabello el juez de plaza le entregó dos orejas con las cuales dio cuatro vueltas al ruedo en una emotiva despedida.

Tras esta gran tarde, vinieron nuevos contratos, incluido su debut en España en 2008 en el Palacio Vistalegre de Madrid y El Pana siguió su carrera nueve años más hasta su fallecimiento a los 64 años en el hospital Civil de Guadalajara (México), treinta y dos días después de ser cogido en la plaza de toros de Ciudad Lerdo.

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