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El verdadero cliente

Si todos los criadores de reses bravas pensaran y sintieran lo mismo, y trabajaran para satisfacer al público, y no pensando sólo en que las figuras pidan sus toros, otro gallo le cantaría a la Fiesta. La victorinada, sin echar ningún toro de bandera, ha mantenido el interés en los tendidos.

Muy razonable y honesta la respuesta de Victorino Martín (hijo) para valorar su corrida de hoy en Bilbao. “Me voy de Bilbao contento porque mi cliente, que es el público, ha salido de la plaza contento”. Si todos los criadores de reses bravas pensaran y sintieran lo mismo, y trabajaran para satisfacer al público, y no pensando sólo en que las figuras pidan sus toros, otro gallo le cantaría a la Fiesta. “Victorinada”, cierre de la Feria de Vista Alegre, que, sin echar ningún toro de bandera, ha mantenido el interés en los tendidos durante toda la tarde. Una corrida a la que con más acierto con la espada se le habrían cortado cuatro o cinco orejas. Porque tanto Rafaelillo como Escribano han hecho méritos para tocar pelo, y sólo el deficiente uso de los aceros les ha privado de ello.

El lorquino Paco Ureña, que se ha mostrado rotundo con la tizona, ha paseado en sendas vueltas al ruedo una oreja de cada uno de sus toros. Ha habido un quinto muy interesante al que Escribano ha entendido muy bien, como ha entendido el de Murcia a los de su lote. Pero ambos han fallado a espadas. Se acabó la “Feria del prestigio”, dejando atrás recuerdos importantes como las faenas de Ponce, El Juli y Urdiales que han rayado a la máxima altura, cada uno dentro de su estilo y particular entendimiento de la Tauromaquia.

Urdiales ya comienza a recoger los frutos de su “estallido” bilbaíno, sustituyendo a Fortes en una feria, la de Albacete, en la que no se había contado con él. Esa es la grandeza de la Fiesta Brava; que el que siembra casi siempre recoge.·