FERIA DEL CAFÉ

Enrique Ponce y El Juli triunfan y llenan en Manizales

Valenciano y madrileño, a hombros, se reparten seis orejas de una noble corrida de Ernesto Gutiérrez en una tarde en la que se colgó el cartel de No hay billetes
Paulo Andrés Sánchez Gil
domingo 10 de enero de 2016

GALERÍA FOTOGRÁFICA DE RODRIGO URREGO B.

Fotos: RODRIGO URREGO B.

El mano a mano esperado por todos los aficionados manizaleños y los llegados desde otras partes del mundo quedó en tablas. Tres orejas cada uno y salida triunfal a hombros de toreros -Ponce y Juli- y ganaderos.
Fiel a su estilo, que hoy fue disfrutado por partida triple, Ponce abrió temprano el cerrojo de la puerta grande, y con una faena de ensueño en la que los detalles y la torería soportaron el resto del conjunto. Un toro encastado, al que Ponce administró medido en todo, menos en arte y en generosidad con el público para el que tuvo entrega total en series cortas y espacios de tiempo que no fueron tiempos muertos, fue el espacio necesario para degustar la cadencia de esas series cortas pero rotas en sentimiento. La obra la remató dando el pecho, para poner en todo lo alto un espadazo, que deja claro el valor de la ética y la verdad para vencer al oponente y tomar (por unos minutos) las orejas que simbolizaran lo hecho a medida de su arte.
La segunda fue una faena con menos elementos, pero con un factor de identidad, la media altura, en donde Ponce es portentoso. Faltaron otras esencias y el toro se guardó algunas de ellas. Los aceros no ayudaron tampoco y mejor era darle prisa al mal paso.
La faena al quinto tuvo un libreto similar a la del primero. Reinaron el temple, la torería, los detalles pasados por el filtro de la estética en donde Ponce no tiene rival. La diferencia estuvo en un pase que es su marca, tres poncinas que hicieron estallar de júbilo a la plaza. Hubieran sido otras dos orejas, pero pinchó antes de la estocada.
El Juli vino a tomarle la lección aprendida de la cátedra que anda dictando hace unos años, la del dominio absoluto. En el segundo de la tarde se impuso al toro que ya era bueno, y lo cuajó por ambos pitones. Muy variado con capote y muleta, y su poderío debió haber tenido otra recompensa, pero ni la oreja otorgada es justa después de un pinchazo y dos intentos de descabello, ni es justo haber pinchado una faena de dos orejas.
El cuarto sirvió para que El Juli presentara otra de sus virtudes en todo su esplendor, la de imponerse a la mansedumbre y la sosería. Construyó su obra en cercanías y rescató la faena del letargo. De nuevo generoso el presidente, que alimentó con las dos orejas la emoción desbordada del público. Una hubiera sido más consecuente con las virtudes que tuvo el arrimón temerario de Julián.
Cerró plaza otro manso, que impidió que El Juli ganara numéricamente el mano a mano. Áspero por el pitón izquierdo y sin movilidad ni clase por el derecho. Frío el cierre que antecedió la vuelta triunfal en volandas.

Manizales (Colombia), domingo 10 de enero de 2015. Toros de Ernesto Gutiérrez, parejos de presentación, encastados y nobles en general. El 1º, de nombre “Cigarrito”, premiado con la vuelta al ruedo. Enrique Ponce, dos orejas, saludos tras aviso y oreja; El Juli, oreja, dos orejas y palmas. Entrada: No hay billetes. Los dos toreros fueron obligados a saludar antes de que saliese el primer toro de la tarde. Destacaron en banderillas Ricardo Santana, Jaime Devia, José Soler y Mariano de la Viña.

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